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Gran Premio de Australia
Columna
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Renault debe hacer un doble esfuerzo

Con la evolución que piensan presentar en Barcelona no será suficiente. Renault está mal y necesita un doble esfuerzo para colocarse en una situación que permita a Fernando Alonso luchar por los podios y, tal vez, por alguna victoria. Tal como están las cosas ahora, sólo pueden ponerse en manos del español y esperar que su talento natural y su perseverancia les proporcione alguna buena noticia. No hay más por el momento.

Sin embargo, eso ya es bastante. Y en la primera carrera se ha demostrado hasta qué punto es importante contar con el doble campeón mundial. Alonso sacó petróleo de su coche. Se mantuvo siempre en la retaguardia, esperando los errores o los problemas de los demás pilotos y aguardando el mejor momento para lanzar su ataque. Cuando éste llegó, no lo desaprovechó. Y fue así como logró acabar cuarto, tapando de alguna forma los problemas reales de su equipo, cuya principal virtud es la fiabilidad de sus coches. También quedó claro que Nelsinho Piquet está muy verde y que no va a ser un rival para Alonso.

En cualquier caso, con las manos de Alonso no bastará. La evolución que Renault va a presentar en Barcelona difícilmente permitirá una mejora sustancial de la situación, puesto que los demás equipos también avanzarán y la situación global apenas cambiará. Sin embargo, estoy convencido de que la escudería francesa encontrará los resortes necesarios para ser realmente competitiva a mitad de la temporada, no antes. Y será entonces cuando Alonso pueda subirse alguna vez al cajón.

Por el contrario, la carrera de Melbourne mostró a un McLaren muy fuerte, en una línea similar a la de la pasada temporada. Y a un Lewis Hamilton pletórico, al que sólo puede perturbar Kimi Raikkonen cuando la suerte le acompañe un poco y encuentre también más fiabilidad en su coche, o su compañero de equipo, Heikki Kovalainen, si logra centrarse y no perder los nervios. Junto a McLaren, también BMW Sauber demostró hasta qué punto han estado trabajando bien durante el invierno, habiendo incluso escondido hasta la primera carrera su potencial real. Son muy fuertes. Y cada vez está más claro que van sólo por detrás de Ferrari y McLaren. Ayer habrían podido acabar segundo y tercero si Kubica no hubiera sido embestido por Nakajima a falta de diez vueltas para el final.

Ferrari fue la gran decepción. En invierno tenían fiabilidad y habían hecho los deberes. Eran los más fuertes. Y se habían entrenado incluso en Bahrein, junto a Toyota, para preparar lo mejor posible la adaptación a las altas temperaturas. Fueron los únicos. Pero fracasaron. Lo cual demuestra que en la F-1 todo son suposiciones hasta que los semáforos de la carrera se ponen en verde.

En la fotografía de la carrera entran también por méritos propios los nombres de Nico Rosberg y Sebastien Bourdais. El primero tiene un talento innato y, con la evolución que ha hecho Williams, va a ofrecer más de una sorpresa a lo largo de la temporada. El segundo, tricampeón de la Champ Car, habría concluido cuarto de no ser por los problemas hidráulicos que le impidieron acabar la carrera. Y en el plano negativo entra también Rubens Barrichello y el equipo Honda, que, con sus múltiples errores, han impedido cuadrar el que, probablemente, habría sido su mejor resultado de la temporada, sextos, antes de ser descalificados.

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