_
_
_
_
_
Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Suharto, dictador indonesio

Considerado el gobernante más corrupto, amasó una inmensa fortuna

Se cumplen justo en estos días los diez años de la firma del acuerdo entre el Fondo Monetario Internacional y Suharto, mediante el que la institución financiera impuso draconianas medidas de reforma y control a la corrupta política del dictador a cambio de una inyección de miles de millones de dólares para salvar a Indonesia del caos económico y político. La imagen de Pak (Padre) Harto inclinándose a firmar bajo la mirada severa del entonces secretario general del Fondo, Michel Camdessus, erguido y cruzado de brazos, fue una gravísima humillación para el presidente, el principio del fin. Suharto murió ayer a los 86 años, como consecuencia de un falló multiorgánico, en el hospital en que fue ingresado a principios de mes.

Retirado en Yakarta, ha vivido la última década a resguardo de la justicia

Cuatro meses después de aquella firma, en mayo de 1998, Suharto dimitía ante la imposibilidad de contener una revuelta popular que no pudo ahogar en la sangre vertida por cientos de estudiantes. "Lamento los errores cometidos", declaró al dejar la presidencia.

Abandonó el poder, pero no perdió influencia. Retirado en su residencia privada del centro de Yakarta, ha vivido la última década de su vida a resguardo de la justicia y recibiendo la pleitesía de las élites indonesias.

Quien fue considerado por Transparency International como el hombre más corrupto del mundo, el que más se había enriquecido con su paso por el poder al amasar unos 35.000 millones de dólares (más de 24.000 millones de euros), deja un legado controvertido, como prueban las reacciones que suscitó ayer la noticia de su muerte.

Mientras desde fuera, y en particular en la región, se valoraba la estabilidad que había dado a Indonesia y al sureste asiático, en casa el pesar íntimo del hombre de la calle contrastaba con la condena frustrada de los más politizados y de las organizaciones defensoras de los derechos humanos, que piden que de los crímenes por los que no fue juzgado Suharto respondan subsidiariamente sus hijos, grandes beneficiarios de los 32 años de gobierno sin límites de su padre, décadas en las que uno y otros trataron a Indonesia como una finca particular, sin reparar en abusos.

Suharto nació en una modesta familia de Java y por accidente acabó en la carrera militar, el lugar perfecto en que estar a la hora de la independencia indonesia de Holanda. Al mando de una unidad de élite en 1965, y en medio de una situación económica y política caótica, Suharto fue testigo de un confuso golpe de Estado de inspiración comunista contra el presidente Sukarno, padre de la independencia, que acabó con la vida de seis generales. Promovido a la cúspide militar por Sukarno, el anticomunista general desencadenó una operación de limpieza que acabó con cientos de miles de vidas, quizá un millón: comunistas, minoría china, izquierditas diversos... Maniobrero político, Suharto consiguió arrinconar al presidente, que al año siguiente le cedió el poder de facto que no abandonaría hasta 32 años más tarde, de nuevo en medio de sangrientos disturbios y zozobra económica. Su férrea dictadura dio paso a una democracia que diez años más tarde pugna por ganar vigor en uno de los países más complejos y heterogéneos del mundo: primero por número de musulmanes, cuarto por número de habitantes y 143 de 179 en el ránking de corrupción de Transparency International.

El dictador Suharto.
El dictador Suharto.EFE

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_