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La lacra de la violencia de género

114 mujeres asesinadas tras Ana Orantes

Hace 10 años su muerte despertó la conciencia sobre la violencia doméstica

Desde aquel 17 de diciembre de hace 10 años en el que Ana Orantes murió quemada viva a manos de su marido, otras 114 mujeres han corrido la misma suerte en Andalucía. Posiblemente son algunas más, pero las estadísticas han recorrido el camino titubeante de las administraciones y la opinión pública, hasta que en 2003 empezaron a recoger todos los crímenes cometidos contra mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas.

El factor principal de la violencia de género es el agresor, recalca Lorente
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"En 40 años sólo me ha dado palizas y sinsabores". El desgarrador relato de Orantes en Canal Sur resultó ser su ulterior y fatídica condena de muerte. Dos semanas después, su marido la quemó con gasolina en 1997. Svetlana Orlova, degollada por su ex pareja hace un mes tras negarse a volver con él en Antena 3, demuestra que el tiempo no pasa para algunos.

La conmoción que causó la muerte de Ana Orantes sirvió para abrir los ojos de la sociedad ante un problema que hasta entonces se consideraba restringido a la intimidad del hogar. Antes de Orantes también morían mujeres a manos de sus compañeros o ex compañeros sentimentales, pero las razones del crimen se buscaban en el seno de la pareja: tenían algún problema y el conflicto había acabado en tragedia. Las muertes de esas mujeres quedaban fuera de las estadísticas. Hasta 1997, estas muertes se englobaban dentro del concepto de "parricidio": cualquier homicidio cometido contra un familiar en primer grado.

Este tipo de delito desapareció como tal en el Código Penal de 1995 y actualmente es un agravante. No obstante, las memorias de la Fiscalía General del Estado de 1995 a 1997 recogen que en esos años se cometieron en España 189 parricidios, 45 de ellos en Andalucía. No se sabe cuántas de estas víctimas fueron mujeres.

1998 fue un año de transición. Las administraciones y asociaciones jurídicas -impactadas por el caso de Ana Orantes- y de mujeres empiezan a plantearse cómo recoger la información, pero es difícil encontrar datos. El Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) sí tiene cifras recopiladas desde 1999, cuando fallecieron 13 mujeres. Desde entonces y hasta ahora, han sido 114 las fallecidas en Andalucía.

No obstante, el forense Miguel Lorente, director general de Asistencia Jurídica a Víctimas de Violencia de la Consejería de Justicia, reconoce que "el problema de recogida de información se arrastra hasta 2003". Entre otras razones, porque hasta entonces y desde Ana Orantes, no se hablaba de "violencia de género" sino de "violencia doméstica", un concepto que sólo incluía a las fallecidas en el seno de una relación con convivencia, pero no a las muertas a manos de novios con los que no cohabitaban o de ex parejas.

Aún hoy, las cifras bailan de una fuente a otra porque algunas recogen bajo el epígrafe violencia de género todos los crímenes cometidos contra mujeres, como las muertes de prostitutas o las fallecidas a manos de un agresor con el que ni mantenían ni habían mantenido una relación afectiva, aunque las estadísticas oficiales, como la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, se centran en las fallecidas a manos de parejas o ex parejas.

"El elemento que define y potencia la violencia de género es romper con una estructura de dominio del hombre sobre la mujer, que ya no quiere asumir el papel tradicional", advierte Lorente. Aquella aparición televisiva de Ana Orantes ayudó a que muchas mujeres se atrevieran a dar el mismo paso e intentaran escapar de una vida de sometimiento y malos tratos, aunque eso supone un factor de riesgo que muchas veces acaba en muerte. De hecho, las estadísticas demuestran que la mayoría de las muertes por violencia de género ocurren después de que la mujer le anuncie a su pareja su intención de acabar con la relación. "La mujer se enfrenta al patrón impuesto por el agresor y él no lo acepta. Pero eso no significa que la transformación social sea el factor determinante de la violencia de género. El factor siempre es el agresor", aclara Lorente.

La retina de muchos espectadores aún conserva la imagen de una mujer que contaba con crudeza frente a las cámaras un infierno doméstico de malos tratos y vejaciones que había durado cuatro décadas. Orantes falleció en su casa de la barriada de El Ventorrillo de Cúllar-Vega, un pueblo de la periferia de Granada. A sólo 300 metros de distancia y siete años después, Encarnación Rubio fue atropellada en varias ocasiones por su marido. Se convirtió en la primera mujer asesinada después de que un juez la amparara con una orden de protección.

Esa fatídica casualidad dio al pueblo una fama que sus vecinos intentan ahora desterrar. Mariola Amaro convivió con Rubio antes de crear la asociación de mujeres La Huerta para ayudar a las víctimas a salir del infierno diario. "La gente está concienciada. Pero por más palos que te dé un hombre, no se pueden ir de casa si no tienen un trabajo para sobrevivir", explica Amaro. Cúllar-Vega ha creado una mesa de violencia de género en la que el Ayuntamiento, asociaciones, psicólogos, abogados, Guardia Civil y Policía Local se coordinan para vigilar de cerca a las víctimas. "Ahora tenemos 17 mujeres en riesgo potencial junto con el pueblo de Gabia, pero nunca manejamos nombres ni direcciones para preservar su intimidad", matiza.

La herencia del asesinato de Orantes fue una losa demasiado pesada para la familia. Uno de sus ocho hijos, Jesús Parejo, fue detenido por presuntos malos tratos a su compañera sentimental. Mientras, Raquel Orantes se cambió el apellido de su progenitor para borrar su pasado.

[El juzgado de lo Penal número 1 de Jaén ha condenado a diez años y ocho meses de prisión a un hombre acusado de someter a continuos malos tratos a su mujer durante varios años. El relato de hechos probados de la sentencia, que fue consultada por Europa Press, expone que el procesado ha insultado "casi a diario" a su mujer, a la que también propinaba "frecuentes golpes". El procesado la amenazó varias veces con un arma blanca, con la que incluso una vez la agredió causándole lesiones en el brazo. Un juzgado dictó en noviembre de 2003 un auto en el que prohibía a José Luis P. L. acercarse y comunicarse con la mujer].

Ana Orantes, en una imagen de Canal Sur Televisión, donde denunció los malos tratos.
Ana Orantes, en una imagen de Canal Sur Televisión, donde denunció los malos tratos.

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