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Reportaje:Rugby | Campeonato del Mundo

"Arrogantes" contra "insoportables"

La semifinal entre Suráfrica y Argentina arranca marcada por el cruce de declaraciones

El pasado viernes, mientras el fisioterapeuta Sergio Carossio preparaba la parrilla y Martín Celso, pilier izquierdo de los Pumas, asumía la responsabilidad de cortar la res que buscó el cheff del hotel -"por algo soy hijo de carnicero", se justificó- al otro lado de la ciudad de la luz, Fouri du Preez, el poderoso medio de meleé surafricano -mide 1'83, pesa 88 kilos- descalificaba a Pichot, su espejo en Argentina: "Siempre está cerca, intentando sacarte mentalmente del encuentro y obviamente dirigiendo a su equipo con sus técnicas de liderazgo. Es uno de esos medio de meleé que están enfrente tuyo todo el tiempo y que terminan por convertirse en insoportables por lo que hace y dice", aseguro Du Preez.

Argentina pretende robar y matar. Suráfrica, imponer sus delanteros y su tercera línea

Pichot, el 9 argentino, no entró al trapo. No hizo falta, se encargó Ignacio Corleto. "En Suráfrica los tres cuartos son tan grandotes como los delanteros, por eso juegan a golpear. Y tienen una debilidad: su arrogancia. Ellos se llevan el mundo por delante, siempre dicen que son los mejores. Y lo son. En el juego de contacto y en el uno contra uno, son mejores que nosotros. Pero a ver si nos ganan", retó. Johannes Muller, segunda línea de los africanos, le respondió con desprecio: "No será fácil, lo sabemos. Pero también sabemos que han jugado cinco partidos y siempre hicieron lo mismo. Son previsibles. No es fácil para un equipo cambiar algo en una semana, así que ellos van a continuar con lo que han hecho hasta ahora en el torneo". No le falta razón a Muller, el partido tiene el guión escrito.

Argentina sólo sabe y puede jugar de una manera: es un equipo basado en defender muy cerca de la línea de 22 rival, tratando de cobrar ventaja y defenderla. "Tienen la mejor melée y el mejor maul del mundo", les reconoce el entrenador rival, Jake White. Argentina ni sabe ni puede hacer otra cosa, pero tampoco lo pretende. Jugando así ganó a Francia y a Irlanda. No quiere la pelota salvo para mandarla fuera del campo, y así, tratar de ganar la touche cerca del gol rival. En eso, tiene a los hermanos Fernández Lobe, dos grandes especialistas. No hay plan b o por ahora no lo ha habido. Argentina, hasta la fecha, no quiere la pelota salvo si la roba cerca de palos: pretende robar y matar.

Delante tendrá hoy a Suráfrica, uno de los equipos mas duros del mundo, que a menudo raya lo sucio, al que le han salpicado, además, no pocos escándalos relacionados con el racismo.

En 1995, los denunció el ala estrella del equipo, Chester Williams en su libro autobiográfico. Cinco años antes, el jugador Geo Cronje fue expulsado de la selección por negarse a dormir con un negro. No hace falta ir tan lejos.

Butana Koupela, responsable del deporte en el parlamento de Pretoria, amenazó con retener los pasaportes a los federativos de la selección si no se daba un mínimo de presencia a los jugadores negros en la selección. Al final, a Francia viajaron ocho. Pero Suráfrica es un excelente equipo de rugby, un abanico de oportunidades, incluida la presencia de Bryan Habana, llamado a convertirse en el mejor jugador del torneo si hoy ganan a Argentina.

Además de auténticos tractores en el paquete delantero, Suráfrica tiene una tercera línea que a la mano lo rompe todo y un elenco de pateadores infalibles. Los springboks saben abrir y cerrar los partidos, son muy competitivos y tremendamente agresivos.

La historia dice que en los 11 partidos oficiales que han enfrentado a ambos equipos siempre ganaron los africanos. No es del todo cierto. Durante los años que Suráfrica estuvo sancionada por el Apartheid, una selección argentina camuflada bajo el nombre de Sudamérica XV ganó a los springboks (12-21). Todos los puntos los firmó Hugo Puerta. El 19 de julio de 1956, en Ellis Park, Argentina ganó 11 a 6 a los Junior springboks, con un ensayo histórico del Flaco Pascual. "Aquel día nacieron los pumas", explica Aitor Otaño. "Al día siguiente, los periódicos hablaban de los pumas argentinos", añade el capitán de aquella selección que puso nombre al rugby argentino, ése que hoy busca su sitio en la historia. Quince surafricanos tratarán de impedírselo. El partido ha empezado.

El surafricano Bryan Habana.
El surafricano Bryan Habana.AFP

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