El monasterio de El Escorial estrena una banda sonora de campanas
Un carillonista deleita este mediodía al municipio con un recital de 40 minutos
"Es un sonido... ¿cómo describirlo? Mmm... distinto", trata de explicar Begoña, una vendedora de periódicos en la plaza frente al Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. "Aún así me encanta", asegura. "Es bueno ver que por fin le ponen buen uso al carillón". Transcurridos 19 años de la restauración del "órgano de campanillas", como es conocido, el instrumento, por fin tiene quien le arranque música.
Antes de sus recitales, Manuel Terán, el carillonista, trepa los recónditos escalones, casi eternos, del monasterio hasta llegar a la punta de la llamada Torre del Colegio. Ahí, dentro de una cabina de vidrio se encuentra el carillón: dos teclados de palancas, uno para manos y otro para pies, que dan una imagen parecida a la de un piano pero de madera.
Se sienta, y con los puños ya con callos y las piernas en forma, azota fuertemente los dos teclados de palancas conectadas a las 47 campanas mediante cables de alambre.
"Toco música contemporánea y también clásica, como Bach o Vivaldi", explica. Aunque tiene su repertorio, la experiencia de sus recitales de 40 minutos es lejana a la de un concierto, ya que desde arriba no ve siquiera ni una cara sonriente ni se oyen aplausos, porque el público es el pueblo que se ve pequeño desde la torre. "Ese mundo de soledad es bello e ingrato a la vez... y a mí eso me gusta", reflexiona Terán junto al carillón.
Siempre le confunden con un campanero, cuyo oficio es puramente práctico, como para convocar a misa. Pero Terán es un músico, un artista de las campanas. Este hombre estudió en Holanda (porque no se puede en España) después de aprender piano en el conservatorio del monasterio. El instrumento más pesado del mundo es original de Flandes, y por eso existen muy pocos carillones en España.
"El oído holandés y el belga están acostumbrados al sonido, pues ellos crecen con él", explica Terán. "Pero al español le puede sonar un poco desafinado, como salvaje". Esto se debe a su afinación mesotónica, o antigua, diferente a la temperada de los instrumentos actuales a la que estamos acostumbrados.
El carillón del monasterio es el único instrumento histórico en España. Fue originalmente traído por Felipe II, quien quedó impactado por el sonido de las campanas durante sus viajes por los Países Bajos. El carillón actual, fundido en Holanda en 1988, es el tercero que se aloja en el monasterio. Es una reproducción del segundo, del que se recuperaron cinco campanas, y es entonces considerado el único instrumento histórico del país.
"Era muy importante conseguir un carillonista permanente para el monasterio", explica Pablo Larrea Villacian, el delegado de Patrimonio Nacional en San Lorenzo de El Escorial. "¿Qué sería de la gestión del Real sitio sin su banda sonora? ¡Pues nada!", se pregunta y responde a sí mismo en voz alta. Después de tanto tiempo dependiendo de ocasionales recitales por carillonistas invitados, y de un programa automatizado para que tocase las campanas, fue su entusiasmo por el instrumento el que llevó al concurso en junio de este año para escoger carillonista oficial.
Los recitales en El Escorial se pueden escuchar el primer domingo de cada mes a las dos de la tarde, y el último jueves de cada mes a las once de la mañana. El mejor sitio para disfrutar del espectáculo es desde el Patio de Reyes, donde los visitantes pueden acceder sin pagar, pero se escucha por todo el casco histórico de San Lorenzo. Pasear por los jardines del monasterio es también "fantástico" para disfrutar de los recitales. "Lo ideal es tener contacto visual con la torre", aconseja Larrea.
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