Dos de cada tres familias gallegas viven en casa propia y sin hipoteca

El 59,4% de las familias habitan, en Galicia, una vivienda ya pagada. Según el Instituto Galego de Estatística (IGE), que presentó ayer su última encuesta anual sobre condiciones de vida, ésta es una peculiaridad propia de la comunidad gallega y se explica, en buena parte, por el peso de la población no urbana. En el rural gallego apenas se dan las hipotecas, pero éstas experimentaron un fuerte crecimiento en las ciudades en el último año.

El perfil del hogar gallego medio es el de una familia de dos o tres miembros (la cifra exacta obtenida por la encuesta es de 2,78 personas, por debajo de las 2,95 de 2002), en general una pareja con un hijo, que obtiene unos ingresos mensuales de 1.793 euros que proceden, en el caso del varón, de un trabajo por cuenta ajena en el sector de la industria y la energía y, en el caso de la mujer, de la educación o la sanidad. Tales ingresos no les resuelven por completo la vida, porque un 47% de las familias reconocen a los encuestadores de la Xunta que llegan "con dificultad" a fin de mes y un 16,64% aseguran que alcanzan el día 30 con "mucha dificultad".

Estas familias incluyen, en el 42,2% de los casos, a uno o más miembros mayores de 65 años, y en el 75,25% de ellas no se encuentra ningún menor de 16. Si se baja todavía más el listón de la edad, los hogares superan aún con más dificultad la prueba, porque casi un 89% no cuentan con ningún niño de menos de 6 años. Este envejecimiento de las familias se refleja en la escasa afición a la informática, ya que sólo el 38,1% de los gallegos usaron el ordenador el año pasado y únicamente un 28,7% se conectaron a Internet.

Además, frente a esos dos tercios de familias gallegas que viven en una casa de su propiedad (el estudio no tiene en cuenta si están pagando la hipoteca de una segunda residencia), aparecen un 9,9% de hogares gallegos que viven habitualmente en un inmueble de alquiler y un 20,7% que pagan una hipoteca por el techo que les cobija.

Sin embargo, pese a que todavía son minoría, las familias que dedican parte de sus ingresos a saldar la mensualidad de su primera vivienda van en aumento en Galicia. En 2002, sólo el 15,5% de las familias estaban hipotecadas, y en 2005, el porcentaje se situaba ya en el 17,7%. En el último año registrado por la encuesta anual de la Xunta, la tasa de familias hipotecadas creció tres puntos porcentuales. Mientras tanto, los alquileres se mantienen estables: en 2002, las familias que vivían de alquiler representaban el 10%; en 2004, el 9,5%; y en 2006, el 9,9%. Esto es así quizás porque los alquileres subieron más que las hipotecas: si en 2002, alquilar un piso costaba en Galicia una media de 172 euros y la mensualidad de la hipoteca rondaba los 318; en 2006, el alquiler medio se situó en 228 euros y la hipoteca, en 362.

A los 34, más independientes

La Enquisa de condicións de vida das familias también pone de manifiesto una cierta tendencia a la baja en el número de mayores de edad que siguen viviendo con sus padres. Si en 2002, el 92,5% de los chicos de entre 18 y 24 años y el 58,8% de los jóvenes de entre 25 y 34 vivían con sus progenitores; en 2006, representaban el 90,21% y el 51,64% respectivamente.

En este apartado, también llama la atención que sean más los varones que las mujeres que viven con sus padres. El porcentaje de chicas respecto al de chicos es seis puntos inferior entre los 18 y los 24 años y ocho puntos menor entre los 25 y los 34.

La mayoría de estos jóvenes que no se han emancipado están trabajando o estudian, aunque a partir de los 25, sólo siete de cada cien siguen en la universidad.

En la población gallega, la franja de edad con mayor tasa de ocupación es la que va de los 30 a los 39 años. El 88,1% de estos gallegos perciben algún tipo de ingreso, aunque a los hogares suele llegar también la aportación de los jubilados: un 92,2% de los mayores de 65 años cobran una paga.

Esta circunstancia engrosa el número de hogares que completan sus ingresos o viven gracias a una prestación social. El 37% de las familias tienen como principal ingreso una paga de jubilación, viudedad, integración o minusvalía, mientras que únicamente un 0,74% de los gallegos viven básicamente de rentas.

Una de cada 10 familias continúa, además, por debajo del umbral de la pobreza. Este umbral, para la sociedad europea, se calcula de una forma diferente que en el Tercer Mundo. Aquí, se considera que un hogar es pobre cuando sus ingresos (en relación al número de miembros de la familia) es menos de la mitad que los ingresos del hogar medio gallego.

La población extranjera ya representa el 1,91%, y aunque la cifra es baja, se triplicó en cuatro años. El IGE espera que esta cifra se dispare desde este año a raíz de la ley de dependencia.