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Reportaje:Elecciones municipales 27M

Debates a media pantalla

Los alcaldes suelen resistirse a los careos en televisión por el alto riesgo

La expansión de las televisiones locales (en Andalucía hay unas 300) ha generalizado también los debates entre candidatos en las elecciones municipales. Todos los alcaldes de las capitales, sin excepción, han recibido ofertas de los diferentes medios para este tipo de careos, con una respuesta muy desigual. Desde la accesibilidad del alcalde de Almería, Luis Rogelio Rodríguez Comendador, quien ha aceptado tres debates, a la negativa de su compañero de filas en el PP, el regidor de Huelva, Pedro Rodríguez, quien ha dicho a todos que no. Además de las filias y las fobias de cada cual, el que los candidatos vayan o no a los debates depende más de lo que puedan perder que de lo que puedan ganar.

Según el consultor y experto en comunicación Isidro Cuberos, el aspirante "por muy mal que le vaya, sale ganando, al menos en conocimiento y en altura (se coloca al mismo nivel que el alcalde). Los regidores, en el mejor de los casos, se quedan igual". Cuberos, director de la empresa S. P. C. Comunicación, distingue, no obstante, entre los grandes debates (presidencia del Gobierno de la nación o de las comunidades autónomas), que arrastran grandes audiencias, de los estrictamente locales. "En las emisoras locales, los partidos se empeñan en trasladar a la televisión el modelo parlamentario e imponen bloques de cinco minutos para cada orador. Eso en televisión no hay quien lo resista, está demostrado que más de un minuto aburre a las ovejas", dice. A los tiempos "antitelevisivos" hay que añadir, sostiene Cuberos, las cuñas de publicidad propias de las cadenas locales, "por lo que, sumado igualmente a la escasa audiencia, la influencia en el electorado suele ser ninguna", sentencia.

El director del Instituto de Estudios Sociales de Andalucía, Manuel Pérez Yruela, abunda más en la propia naturaleza del debate electoral en España. "En democracia siempre tiene sentido que se pueda confrontar en torno a proyectos y problemas, lo que pasa es que el debate se suele desnaturalizar por el propio medio televisivo, y al final lo que llega es un diálogo de sordos".

El sociólogo opina que este tipo de debates está devaluado porque la política española no es muy deliberativa y es más dada a lanzarse frases: "tiene más de espectáculo que de convicción". Pérez Yruela insiste, además, en que la televisión es un medio "cruel" y "sádico" con los debates, ya que no da tiempo a confrontar con sosiego y serenidad.

Isidro Cuberos apunta que el rechazo general de los políticos que están en el poder al debate electoral se fundamenta más cuando se trata de televisiones locales. "Los medios son modestos (escenografía, maquillaje, iluminación) y el riesgo de salir mal es muy alto. El debate de si se atreve o no el alcalde, y sortear las invocaciones a la democracia, no tiene tanto desgaste", opina el consultor, quien reitera la escasa audiencia de estos espacios.

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