Dulce de acero

"Me estoy yendo de los defensas con muchísima facilidad", confesó Silva en el vestuario de Riazor en el descanso del Deportivo-Valencia, el pasado sábado. En la segunda parte, el centrocampista canario, de 21 años, culminó de un toque con el exterior de la zurda el contragolpe del 1-2. A pesar de haber disputado 49 partidos, Silva llega fresco al final del curso. Y hoy se cruza con el jugador de quien heredó el 21 de la camiseta, Aimar, así como una manera de entender el fútbol: el arte de disfrutar en el campo.

La comparación entre ambos es ineludible, si bien el técnico del Valencia, Quique Flores, dio en el clavo al afirmar que para ensalzar a uno, Silva, no es necesario menoscabar al otro, Aimar. "A Silva le faltan unos años para ser como Aimar", dijo Quique a fin de que su futbolista aprenda de la humildad del argentino.

Hay una diferencia sustancial entre Silva y Aimar: el físico. El primero cumple las condiciones básicas de un centrocampista: "potencia aeróbica y sprint en el área", dice el preparador físico valencianista, Paco de Miguel.

Silva es "un dulce", según lo definió Morientes, con interior de acero. Y con la fortuna de no haberse lesionado en todo el ejercicio. "A pesar de jugar en una posición [extremo o media punta] que desgasta mucho", advierte su compañero Ayala; "es un chaval con una gran resistencia a los golpes. Tiene predisposición a correr y a implicarse en tareas defensivas".

Ahora debe aprender a llevar la celebridad. "Hay que llevarlo despacio, dejarlo disfrutar", añade Ayala; "es su segunda temporada en Primera. El equipo lo tiene que liberar y él tiene que ir creciendo".

Silva lo ha jugado todo en la Liga, salvo ante Osasuna; todo en la Copa del Rey y todo en la Champions, salvo la visita al Roma, ya estaba decidida la clasificación. ¿Sorprendidos? "No; contentos. No tanto por los minutos, sino por la calidad", indica De Miguel. ¿Y no teme que se rompa? "No ofrece síntomas de debilidad".

Con 10 goles en las tres competiciones, es el valencianista que más metros corre. "Partidos de 12 kilómetros, otros de 12,4. Nunca baja de 11,7. Pero lo relevante no es eso, sino la velocidad a la que los recorre. Su intensidad es elevada y los metros de sprint, también", agrega De Miguel. Y Ayala vaticina: "Hay un proyecto importante de jugador".