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Crítica:POESÍA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Contra la torre de marfil

Billy Collins (Nueva York, 1941) fue Poeta Laureado de Estados Unidos a principios de la presente década -un honor que ostentaron, en el siglo pasado, Robert Lowell, Elizabeth Bishop y Robert Frost, entre otros-. Por entonces se convirtió en el primer poeta en firmar un contrato de seis cifras con una gran casa editorial. Sus libros suelen vender varios miles de ejemplares y sus lecturas -también comercializadas en CD- son multitudinarias. Lo malo de la poesía y otros poemas, uno de sus últimos libros (2005) y el primero que se publica en España, continúa una trayectoria abocada a romper la circulación gremial de la poesía, a encontrar sin autocomplacencia ni demagogia el mejor cociente entre la claridad de la expresión y la exigencia estética que rige el poema.

LO MALO DE LA POESÍA

Billy Collins

Madrid

Traducción y prólogo de Juan José Almagro Iglesias

Bartleby.

2007

115 páginas. 11 euros

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Silencio

Collins es un poeta fotógrafo: capta escenas, a veces autorretratos -"Me gustó escucharte hoy en el almuerzo / mientras hablabas de los muertos, / los afortunados muertos los llamaste..."-, a veces ensoñaciones -"... y justo encima de nuestras cabezas, / ¿no es ésa Virginia Wolf / vadeando el río Ouse / en su canoa hinchable"- ('Constelaciones'), en alguna ocasión la visibilidad del dolor en la imagen de un niño jugando en un parque (como Auden lo percibió, más sublime, en un cuadro de Brueghel en el Museo de Bellas Artes de Bruselas). Sobre todo, siempre tiene en cuenta al lector.

Uno de sus títulos anteriores, Nine Horses, se abría con una 'Carta nocturna al lector'. Y El problema... exhibe en su poema prólogo, 'Tú, lector', un intento de volver a implicar a ese "hipócrita semejante" al que Charles Baudelaire intimidó con Las flores del mal -anunciando, también en eso, el devenir de la poesía moderna-. Collins quiere implicarnos en la breve historia que cuenta cada uno de sus poemas, iluminados por destellos genuinos e irónicos de lirismo. Ha declarado, en entrevistas, que un poema debe seducir y guiar al lector, y que su fuente de inspiración es la armonía del jazz, no la incómoda atonalidad de la música contemporánea. La preocupación por la inteligibilidad lo abisma a un exceso de explicitud, pero su conciencia crítica lo salva siempre de la obviedad.

Joseph Brodsky afirmaba,

en un ensayo sobre Cavafis, "que el ser humano es un burgués natural, que emplea el lenguaje para los mismos fines que la vivienda o el vestido. La poesía parece ser al única arma para vencer al lenguaje, utilizando sus mismos medios". Esta aguda observación define menos un rango de excelencia que de actitud: incluye a aquellos poetas en que el decir no tiende a opacar lo dicho sino a alumbrarlo.

Collins busca a conciencia su lugar en la tradición norteamericana, sin ignorar la dificultad de esa inserción: es "lo malo de la poesía", en este libro; o, en una antología publicada en 2000, cuyo título puede traducirse como Sacándonos la ropa de Emily Dickinson.

William Carlos Williams fue médico; Wallace Stevens, directivo de una compañía de seguros. Billy Collins se retrata como un profesor universitario que va en coche a dar clase, entra en una cafetería y lee el nombre de la camarera en el rótulo de su camisa, abre una enciclopedia y recuerda su infancia, cena un sandwich de jamón y una cerveza fría. José Almagro Iglesias -cuya traducción es nítida, impecable- subraya en el prólogo su posición de poeta en la ventana. "Los pájaros están en los árboles, / la tostada en el tostador, / y los poetas están en las ventanas", escribe en 'Lunes', evocando al Fernando Pessoa que, desde su habitación, atisbaba la tabaquería; y, sobre todo, las 'Ventanas altas' del inglés Philip Larkin, un visible ascendiente de Collins. El desdoblamiento del hombre que vive y el poeta que escribe se resuelve a favor del primero y de sus semejantes, dibujando en la página su figura de fervoroso abolicionista de la torre de marfil.

Billy Collins, durante un encuentro poético en Woodstock, Nueva York, en 2001.
Billy Collins, durante un encuentro poético en Woodstock, Nueva York, en 2001.AP

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