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Juicio por el mayor atentado en España | 11-M
Columna
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La historieta del Titadyn

El que fuera comisario general de Seguridad Ciudadana durante los atentados de Madrid, Santiago Cuadro, hizo ayer un nuevo esfuerzo por negar que él no informó telefónicamente al subdirector general operativo, Pedro Díaz-Pintado, a la una de la tarde del 11-M, de que la matanza había sido perpetrada con explosivo Titadyn. Ya ante la comisión de investigación del Congreso, Cuadro desmintió a Díaz-Pintado. Ahora ha sido todavía más preciso. Esa mañana caótica le dijo, según su memoria, que el explosivo era "dinamita reforzada con cordón detonante".

Problema: Díaz-Pintado tiene testigos de cargo. En la reunión que presidía el entonces secretario de Estado de Seguridad, Ignacio Astarloa, al recibir en su móvil la llamada de Cuadro y oír de este último que el explosivo era Titadyn con cordón detonante, el subdirector general operativo escribió el dato en un papel, como solía hacer. Pero hubo otro alto cargo, el general Varela, de Información de la Guardia Civil, que también escribió las palabras ahora malditas.

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Sobre las cinco de la tarde del 11-M, cuando Díaz-Pintado intentó confirmar todas las informaciones disponibles antes de acudir a una reunión con el entonces ministro del Interior, Ángel Acebes, preguntó a Cuadro, presente en el cónclave de la madrileña calle de Miguel Ángel, cuartel general de la policía, por el explosivo Titadyn. Cuadro le dijo que había un error. Como viera que Díaz-Pintado estaba muy preocupado por lo que le tenía que contar al ministro, Cuadro telefoneó a sus subordinados y verificó, una vez más, que no se trataba de Titadyn. Había otros altos cargos junto con Díaz-Pintado y Cuadro en esa reunión.

Díaz-Pintado lleva razón. Sobre la base de ese dato, el Gobierno de José María Aznar construyó toda su estrategia informativa durante la tarde del 11-M. Aunque ningún miembro de su Gobierno habló de la marca Titadyn, sí dijeron que se trataba del "explosivo habitual de ETA". Lo peor es que cuando ya Acebes sabía que no era así, sobre las ocho de la noche de ese día dijo que, en efecto, era la dinamita habitual de ETA. Los fontaneros de Aznar, desde el palacio de la Moncloa, razonaron como algunos periodistas vulgares y corrientes: "No dejes que la realidad te estropee una buena noticia". La realidad de la Kangoo, los siete detonadores "inhabituales" de ETA, la cinta con shuras coránicas, el resto de explosivo, todo esto más el error del Titadyn, llevó al ministro a declarar que... no descartaba la pista de otros terroristas, islamistas, siendo la línea principal de investigación ¡ ETA!

Por supuesto que Cuadro dijo que era Titadyn. Un miembro de los Tedax, sin rango alguno, se lo dijo, sin saber que el dato llegaría a las más altas instancias y políticas. Este hombre se cabreó más tarde y nunca olvidará el hecho. Pero es que hay jueces y fiscales que también, sobre el terreno de la matanza, lo oyeron de otro miembro de los Tedax, éste con cierto rango.

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Esta historieta carece ya de importancia. La tuvo, sin duda, porque sobre la marca Titadyn se montó una estrategia política y electoral. Fue miel sobre hojuelas. Duró pocas horas.

Ayer, los acusadores de la conspiración tenían expectativas de sacar partido de la declaración del comisario general de Policía Científica, Miguel Ángel Santano y se quedaron frustrados. Pero ellos son los únicos responsables. Crearon la ficción en torno a un policía que brilló por su ausencia en el cogollo de la investigación.

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