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El amor perturba a la familia real danesa

La próxima boda de Alejandra empaña el enlace de su ex marido, el príncipe Joaquín

Isabel Ferrer

Alejandra Manley abandonó a los 41 años una prometedora carrera como corredor de Bolsa en su Hong Kong natal y se convirtió en 1995 en princesa de Dinamarca de la mano de Joaquín, el segundo hijo de la reina Margarita. Supo ganarse enseguida el aprecio de sus nuevos compatriotas. Aprendió danés con rapidez, no rindió su encanto personal ni sus inquietudes a su nueva posición y tuvo, además, la suerte de tener dos hijos preciosos (los príncipes Nicolás y Félix). Ni siquiera el divorcio que truncó el idilio hace dos años le hizo perder adeptos: al contrario, mientras la imagen de su ex esposo se empañaba en parte por su afición a las fiestas y a las modelos, ella se comportó dignamente durante todo el proceso y la ciudadanía se volcó en su apoyo.

Ahora, Alejandra, que perdió el tratamiento de alteza real pero conservó el de princesa, ha decidido anteponer de nuevo el amor a las demás consideraciones. El próximo 3 de marzo se casará con Martin Jorgensen, también danés y 13 años más joven, en una ceremonia privada por la que ella perderá casi todos los privilegios que conservaba. No volverá a ser princesa, sino condesa, en este caso de Frederiksborg. Tampoco se librará de pagar impuestos, como sucedía hasta la fecha por pertenecer a la familia real. Incluso le será retirado el estipendio anual de 242.000 euros que le atribuye la prensa danesa, concedido por su condición principesca.

Alejandra pasará a ser una ciudadana más, que conserva la custodia de los niños, de siete y cuatro años, y recibirá una pequeña subvención libre de tasas. Toda una mudanza vital aplaudida por el 83% de la población, según la encuesta más reciente elaborada por Analyse Danmark.

Sólo una sombra planea sobre la aún princesa de Dinamarca. Se trata de un cálculo sobre las fechas en las que habría comenzado su relación con Jorgensen. Las primeras fotos que los mostraban juntos datan del verano de 2005, un año después de haberse divorciado del príncipe Joaquín. El problema sería si se confirmase la información del diario sensacionalista Ekstrabladet según la cual el romance comenzó en octubre de 2003, casi un año antes de anunciarse el divorcio y cuando los príncipes estaban aún en apariencia felizmente casados. El asunto se habría obviado para no empañar la boda del primogénito de la familia real, Federico, con la abogada australiana Mary Donaldson. Así, cuando Joaquín y Alejandra hicieron pública su separación en septiembre de 2004, los herederos de la corona llevaban cuatro meses casados.

La expectación es todavía mayor por la posibilidad de que el príncipe Joaquín anuncie su compromiso con Marie Cavallier, su actual novia, de 31 años, nacida en París y residente en Ginebra. Aunque rompieron la relación en julio de 2006, parecen haberla retomado en serio.

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