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Análisis:Fútbol | Al Barça se le escapa el Mundial de clubes
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Un chasco

El Barcelona, sorprendido en un contragolpe, cae ante un Internacional muy bien organizado defensivamente

Tropezó el Barça en la misma piedra y en circunstancias parecidas, al igual que ocurrió en 1992, volvió a perder la Copa Intercontinental. Ayer le ganó el Internacional de Porto Alegre, un equipo menor, con jugadores de medio pelo, que se agrandó con un trabajo muy digno y aplicado, siguiendo la receta del Chelsea y el Madrid, los dos conjuntos que este año se le habían atragantado al Barça junto con el Sevilla en la Supercopa europea.

Gracias al gol de Adriano, el campeón mundial de clubes es gaucho y habla brasileño, pero no juega en el Barça ni se llama Ronaldinho, sino que responde a un perfil de grupo de obreros antes que a la cara mediática del jugador que hoy aspira a ser nombrado el mejor del mundo en competencia con Zidane y, sobre todo, con Cannavaro, balón de oro.

INTERNACIONAL 1 - BARCELONA 0

Internacional de Porto Alegre: Clemer; Ceara, Indio, Eller, Rubens Cardoso; Edinho, Monteiro, Alex (Vargas, m. 46); Iarley; Fernandão (Adriano, m. 75) y Alexandre Pato (Luiz Adriano, m. 60).

Barcelona: Víctor Valdés; Zambrotta (Belletti, m. 46),

Márquez, Puyol, Gio; Iniesta, Motta (Xavi, m. 58), Deco; Giuly, Gudjohnsen (Ezquerro, m. 87) y Ronaldinho.

Gol: 1-0. M. 82. Iarley disputa la pelota a Puyol y abre a la izquierda para la llegada de Adriano, que supera a Víctor Valdés con un tiro cruzado desde dentro del área.

Árbitro: Carlos Batres (Guatemala). Mostró la tarjeta amarilla a Indio, Motta y Adriano.

Final de la Copa del Mundo de clubes de la FIFA, disputada en el estadio de Yokohama. Lleno: 67.128 espectadores. El partido contó con la presencia de la princesa Takamado en calidad también de presidenta de honor de la federación japonesa de fútbol.

Los azulgrana quisieron asaltar el barco llamando a la puerta en vez de entrar a degüello
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Los gauchos del Internacional derrocharon esfuerzo contra el talento y ganaron por corazón. Sólo tenían un camino para conseguirlo: pelear por ello. Eso hicieron. Les alcanzó un remate y 25 faltas, muchas tácticas, la mayoría para frenar la contra del Barça, y con situar permanentemente a seis jugadores en su área.

El Barça perdió 14 años después el camino de la gloria contra un equipo brasileño, pero que en nada se parece a aquel São Paulo de Telé Santana. No pudo o no lo mereció, aunque, a decir verdad, se le escapó el triunfo cuando lo buscaba con mayor determinación y probablemente más cerca estaba de lograr el gol.

No le valió al Barça la última media hora, cuando el poderío de un enorme Puyol mantenía a raya los intentos de salir a la contra del Internacional; cuando ejerció de medio centro Iniesta, un tipo exquisito que justo alcanza el metro setenta, contradiciendo la ley impuesta por Rijkaard, que exige presencia física al que barre en esa zona, y, en fin, cuando Xavi había entrado en el campo y entendido que la manera más simple de arrinconar a los gauchos en el cajón de Clemer era llevar la pelota a los medios para jugarla con criterio y velocidad, buscando a Deco, que apareció tarde; generando después los espacios para la subida de los laterales, Gio y Belletti; pivotando con Gudjohnsen y, cuando era menester, ofreciéndose a Ronaldinho.

El gaucho pasó mala noche y desapareció cuando más se le esperaba. Diríase que Yokohama es como su casa. De hecho, en Japón vivió de niño, cuando su hermano vino a hacer caja tras la prematura muerte de su padre y él sacrificó su carrera por el dinero, primero en México, más tarde en una incipiente Liga nipona. Aquí ganó el Mundial de 2002 y maravilló hace tres días ante el América. Pero, viéndole lamentar su impotencia ante el Internacional, se entiende por qué dijo no sentirse favorito para ganar el torneo. Aun así, lanzó una falta que a punto estuvo de dejar el partido en empate cuando ya el Internacional se sentía campeón.

La sensación es que, cuando el Barça decidió ir por el partido, lo tuvo muy cerca y que si se le escapó fue por ser excesivamente fino y querer asaltar el barco llamando a la puerta en vez de entrar a degüello. Moribundo, el último zarpazo del rival resultó letal y mató por la espalda en una contra que empezó en la esquina propia y terminó a la espalda de Valdés, que en 82 minutos había blocado sólo un balón. Un contraataque espectacular por rápido y certero, justo cuando mejor y más convencido buscaba el Barça el partido, le bastó al Internacional para hacer historia y recordar que en un campo de fútbol, a veces, sólo a veces, también ganan los pobres.

El partido había arrancado con un protagonismo absoluto para Zambrotta, que se lesionó en el descanso. Al Barça le costaba tener la pelota y entrar en el partido ante el buen juego defensivo del Internacional. Por momentos, el campo de Yokohama parecía más estrecho de lo que es por el dispositivo de los zagueros y los medios brasileños. A partir de un 4-4-2 en rombo, siempre juntos, con apoyos continuos, parecían defender y atacar siempre con un jugador más que el Barça, incapaz de generar espacios y crear claras ocasiones.

Tan pronto como fue capaz de generar superioridad en el medio campo, el Barça alcanzó el área de Clemer. Pero entonces falló en el último pase o respondió el portero cuando antes no habían podido intervenir unos defensas tan atentos como imponentes. La impotencia azulgrana fue de tal calibre que Rijkaard retiró a Gudjohnsen y dio entrada a Ezquerro a poco del final.

Estéril en el ataque, al Barça se le fue el partido, la ilusión y el título en un contragolpe mortal en el que los rebotes jugaron a favor del Internacional, más afortunado y también convencido de sus posibilidades. Un chasco para el Barça.

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