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Reportaje:Fútbol | Las dificultades de los inmigrantes

Un ghanés salta la barrera

El equipo nacional sub 19 prueba a Godwin, ahora en el Liverpool y que hasta que se nacionalizó español no pudo jugar partidos oficiales

Más de una ceja de sorpresa ha levantado la presencia de Antwi Godwin, un ghanés de 18 años de edad con pasaporte español, en las dos jornadas de entrenamiento con la selección sub 19 en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas (Madrid).

"Que nadie se extrañe. Dentro de ocho o nueve años, un porcentaje importante de los jugadores de España serán hijos de inmigrantes, como ocurre desde hace tiempo en Francia". Quien habla es el técnico de la categoría, Ginés Menéndez, que reclamó al central del Liverpool en cuanto obtuvo la nacionalización. "Ya le seguía desde que era cadete, pero como no tenía los papeles...", apunta.

Godwin llegó hace cuatro años a Zaragoza procedente de Kumasi, donde había vivido con su madre y hermanos hasta los 14 años. Durante dos años jugó en la calle, a la espera de que la rueda burocrática le concediese la nacionalización. El Zaragoza fue quien le tramitó los documentos y peleó en el laberinto administrativo.

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Una suerte ajena a la mayoría de inmigrantes en España, que tienen prohibido, por ley, jugar en Segunda B y Tercera. "Y claro, el salto de Preferente a Segunda es casi imposible", cuenta un agente.

"Es un proceso muy complicado. De momento, ya hemos modificado los estatutos, pero aquí tienen mucho que decir las comunidades autónomas, que son las que tienen autoridad desde los equipos juveniles a los de Tercera", refieren desde la federación. Las delegaciones de Navarra, Madrid y Andalucía son las más receptivas a la política de puertas abiertas, posible tras la insistencia del Consejo Superior de Deportes.

El secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, es uno de los principales involucrados en "eliminar todas las barreras para que un ciudadano que viva en España pueda jugar en cualquier club". "Cualquier extranjero podrá jugar una competición no profesional", dice. Aunque en los últimos meses se han dado pasos para acabar con la exclusión social, todo sigue igual.

Menos para Godwin. Su condición de español ha derribado unas cuantas murallas que muy pocos foráneos han sido capaces de sortear. Cuando aterrizó en Aragón, su padre se lo puso claro: "¡O trabajas o estudias!". "Yo, futbolista. Yo, futbolista". Ante la insistencia de Godwin, el patriarca buscó un equipo en el barrio, el San Cristóbal, en el que jugaban los hijos de otros inmigrantes ghaneses. "No entendía nada de español. Miraba todo el rato el dedo índice del entrenador y lo interpretaba", recuerda.

Luis Rojo, el técnico del cuadro juvenil B de la escuadra aragonesa, le veía tan sobrado que le colocaba diez minutos en la delantera para que se desfogara y metiera un par de goles. Luego, le mandaba al eje de la zaga. "Tiene un cuerpo que parece que ha cumplido 25 años y no 18", asiente Menéndez, deslumbrado por su físico. "Me gustaría ser como Kuffour, el que era defensa del Bayern de Múnich", interviene Godwin.

Eugenio García, su representante, fue quien le llevó a los cadetes del Zaragoza. Al llegar a la edad juvenil, surgió el problema: su nacionalidad ghanesa le impedía competir con el equipo zaragocista: "Me pasé siete meses entrenándome de lunes a viernes y viendo cómo mis compañeros jugaban los fines de semana. Nadie me daba una respuesta. Ni el Zaragoza ni el Ministerio, nadie. Fue horrible".

Cuando llegaron los papeles, el jugador quedó libre y le surgió la oportunidad de probar por el Liverpool. Firmó por cuatro campañas. Ahora vive adoptado por una familia de seguidores del Liverpool. Alan y Dot, sus padres británicos, cuidan su alimentación y lo educan para convertirlo en un auténtico Mighty Red.

José Ochotorena, entrenador de porteros de los reds y antiguo preparador de la federación, recordó la situación de Godwin a Menéndez. La cosa cuajó y, hace dos semanas, Ochotorena le preguntó:

-"¿Vas a ir con la selección española?".

-"Vale", fue la respuesta de Godwin, que pensaba que era una broma. Cuando el jueves pasado vio la citación no daba crédito. "¡Estoy aquí!".

¿Y si le llama la selección de Ghana? "Mi padre y mi representante decidirán. Sólo quiero ser futbolista".

Como la legión de inmigrantes de primera y segunda generación excluidos de las categorías intermedias del fútbol español.

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