Indignación ante la posibilidad de un pacto hidrológico nacional

Todos a una. En Aragón la noticia de que el Gobierno central busca un gran pacto hidrológico para modificar el Estatuto aragonés -cuya propuesta de reforma ya había llegado al Congreso- logró ayer unir a todos los partidos, que han entendido que hay una grave discriminación respecto a otros textos reformados y ya aprobados, como el catalán o el valenciano, en los que existen referencias al control y gestión del agua.

El presidente autónomo, Marcelino Iglesias, acudió por la mañana al Parlamento aragonés para dejar claro su enfado: "La segunda división autonómica es un infierno muy duro, y no estamos dispuestos a volver a la segunda división". Iglesias prosiguió: "Las cuestiones aprobadas en el Congreso y en el Senado en otros Estatutos deben ser respetadas, también en el de Aragón. Yo voy a defender el Estatuto frente a quien sea, y lo haré con uñas y dientes; es mi obligación. Y en el tema del agua no hemos sobrepasado ningún precepto constitucional".

También declaró que no había podido hablar con José Luis Rodríguez Zapatero, ya que éste se encontraba en el Consejo de Ministros, pero sí recibió una nota de La Moncloa en la que se aseguraba que "el presidente no se ha planteado cambios en los nuevos Estatutos de Castilla-La Mancha y Aragón para forzar un pacto sobre el agua". Es el segundo roce entre el Gobierno de Aragón (PSOE-PAR) y el Ejecutivo central.

Aragón recurrió ante el Constitucional el artículo 17.1 del Estatuto valenciano, que reclama derechos sobre el agua sobrante de otras cuencas. El Gobierno central anunció en octubre su intención de presentar una alegación contra él, lo que no sentó nada bien en el Ejecutivo autónomo.

Iglesias dejó claro ayer que los partidos aragoneses están en el mismo barco. "En esto no hay brechas, no hay ni PP, ni PSOE, ni PAR, ni CHA, ni IU", y así lo manifestaron, rechazando cualquier medida de control y gestión del agua.