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Reportaje:Personaje

Una flecha de 48 kilos

Pol Espargaró gana a los 15 años el Campeonato de España de motociclismo y disputa sus primeras carreras del Mundial

Oriol Puigdemont

Viernes, 18 de agosto, en el Automotodrom de Brno: 12.00 horas, poco antes de que comience la primera sesión de entrenamientos oficiales del Gran Premio de motociclismo de la República Checa en la categoría de 125cc. Con una venda compresiva que le cubre la muñeca derecha y visiblemente agitado, un chaval de pelo negro y rizado irrumpe en la carpa del equipo oficial Aprilia de 250cc. Apenas queda margen de tiempo para volver a subirse a la moto, una Derbi pintada con publicidad de una escudería italiana. Y a Pol Espargaró (Granollers, Barcelona; 10 de junio de 1991) no le quedan viseras para su casco, destrozado por el talegazo que se ha pegado durante la sesión libre de la mañana.

Así de atrevido y desafiante es, a sus 15 años, el piloto español, que se mueve por el paddock del Mundial como Pedro por su casa, sin reparar en jerarquías: si le falta un casco, no le importa acercarse hasta el futuro campeón del mundo de 250cc, Jorge Lorenzo, para asegurarse uno.

"A Brno me había llevado tres cascos, pero no tenía suficientes pantallas y, como Jorge [Lorenzo] y yo tenemos la cabeza parecida, corrí con uno de los suyos", recuerda Espargaró, que ayer, tras imponerse en Montmeló, se convirtió en el segundo campeón de España más precoz de la historia.

Por un solo día, este título honorífico recae en Aleix, su hermano mayor, que lo logró hace dos años. Como había ocurrido hasta ahora, Pol se paseó por el trazado barcelonés, donde sumó su quinta victoria de la temporada en las cinco carreras que se han disputado hasta ahora. Espargaró y Giorgio, como así se apoda Lorenzo, comparten como mánager a Dani Amatriain, al que, poco a poco, se le acumula el trabajo.

Desde Brno, Pol compagina las carreras del certamen español con las del Mundial en la categoría de 125cc, en la que tuvo una irrupción sonada en el Gran Premio de Cataluña, celebrado el pasado junio, también en Montmeló, a diez kilómetros escasos de su casa. Allí terminó el 13º, un puesto que le valió para amarrar sus tres primeros puntos, convirtiéndose de ese modo en el piloto más joven de la historia en puntuar en el Mundial.

Tras correr en Brno -no concluyó la carrera-, el hermano pequeño de El Rabo de Lagartija, como así conocen a Aleix en su equipo por ser culo de mal asiento, volvió a enfundarse el mono de trabajo y se paseó por el circuito valenciano de Cheste, en el que sumó la cuarta victoria consecutiva en el certamen nacional. "El Campeonato de España de velocidad me lo tomo ahora como un entrenamiento para progresar en los Campeonatos del Mundo, en los que están los mejores", atestigua con un canguro como amuleto. "Me lo hicieron los Espargarins, la peña que compartimos mi hermano y yo en Granollers. Aleix lleva un hipopótamo", explica Pol, que últimamente se maltrata intensamente en el gimnasio. "Maite, mi preparadora, me está dando mucha caña porque en el Mundial las carreras son unas seis vueltas más largas y acabo destrozado", conviene el catalán, que fue campeón de Cataluña de bádminton a los 13 años. Y recuerda: "Cuando comencé en el Campeonato de España, ya tuve problemas con las vértebras lumbares y las cervicales, pero gracias al trabajo físico lo pude solucionar". Pero las dificultades de este risueño adolescente subido a una moto no terminan aquí. "Como peso poco [48 kilos], el equipo tiene que ponerme lastre en la moto, lo que dificulta aún más la trazada en la entrada de las curvas. En Montmeló llevé siete kilos, pero ahora he crecido, me he estirado y he ganado un par", comenta el corredor, que, ante el curso escolar recién comenzado, deberá compaginar como buenamente pueda las carreras con las clases. "Este primer trimestre será difícil, pero espero que, como pasó con Aleix, desde el colegio me faciliten un poco las cosas", reza Pol, al que, cuando se le pregunta por su hermano mayor, se le cae la baba.

Aleix tiene ahora 17 años y, tras comenzar la temporada en la menor de las categorías con un bagaje muy pobre, ha dado el salto al dos y medio. "Mi hermano es mi referente, lo que pasa es que es demasiado corpulento para una moto tan pequeña. En 250cc le va mejor", le defiende el benjamín. "Son opuestos", interviene Anna, la madre de ambos; "Aleix no se para quieto mientras que Pol es mucho más tranquilo". Y el hermano pequeño aprovecha: "Siempre ha sido un poco empalagoso. Pero me quiere muchísimo. Siempre está encima de todos y toca un poco las narices cuando se pone farruco".

Pol Espargaró celebra su triunfo de ayer en Montmeló.
Pol Espargaró celebra su triunfo de ayer en Montmeló.EFE

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