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Reportaje:GENTE

El milagro de tres pescadores

A los náufragos que permanecieron nueve meses a la deriva se les espera de regreso en México dentro de 10 días.

Jesús Eduardo Vidaña, uno de los tres pescadores mexicanos que fueron rescatados en aguas del océano Pacífico el pasado 9 de agosto, se llevará una sorpresa cuando vuelva a casa: conocerá a su segundo hijo. Su esposa, Yuzmey Yuzeli, ha dado a luz al bebé que tenía cuatro meses de gestación cuando Vidaña salió a trabajar aquella mañana de noviembre del 2005.

Jesús Vidaña, Lucio Rendón, Salvador Ordaz y otros dos tripulantes que no han sido identificados subieron a una lancha de motor de ocho metros de eslora en el puerto de San Blas (México) para salir a pescar tiburones. "Esa tarde nos llevó el mar hacia dentro y comenzamos a alejarnos de nuestro lugar de trabajo hasta perdernos", explicó Vidaña el miércoles pasado a una cadena de televisión mexicana. La corriente arrastró la embarcación unos 8.000 kilómetros hasta que fueron rescatados el pasado 9 de agosto por un atunero taiwanés en aguas del Pacífico, cerca de las islas Marshall.

Un análisis de las corrientes marinas realizado por el Ministerio de Marina mexicano confirma la trayectoria de los náufragos. Durante los 270 días que duró su odisea, la dirección de la corriente les habría empujado a una velocidad media de 30 kilómetros diarios y, de esta forma, habrían recorrido unos 8.100 kilómetros hasta llegar a la zona en donde fueron encontrados.

Los pescadores se mantuvieron vivos bebiendo agua de lluvia y comiendo carne cruda de pescados y aves que podían cazar, según el confuso y breve relato que han dado hasta ahora. "En ocasiones nos dolía el estómago porque había veces que tardábamos 15 días en comer. En una ocasión sólo teníamos un pato (sic) para comer entre los tres", explicó Vidaña, quien también dijo que tenían una Biblia a bordo que consultaban constantemente. La cancillería mexicana informó ayer de que los otros dos tripulantes de la embarcación fallecieron durante el viaje, uno en febrero pasado y el otro en marzo, y que los supervivientes arrojaron los cuerpos al mar.

Vidaña, originario del poblado de Las Arenitas (en el Estado de Sinaloa), se trasladó el pasado noviembre a San Blas (en el Estado de Nayarit) para buscar trabajo en la captura del tiburón, pues en las costas sinaloenses había comenzado la veda para la pesca de camarón. Leonardo García Vega, un compañero de pesca de Vidaña, explicó a El Universal que no suelen informar a la capitanía del puerto de San Blas sobre las salidas y entradas al puerto, pues trabajan en bahías y esteros. Esto explicaría, en parte, por qué no se notificó su desaparición.

Los familiares de Vidaña nunca perdieron la fe de que estaba vivo, pues no era la primera vez que se perdía en alta mar. Rosa López, madre del náufrago, explicó al diario El Universal: "Cuando tenía siete años, junto con otro compañero del colegio, tomó el equipo de pesca de su padre y se internó en las aguas del océano Pacífico en busca de alimento para la familia. El muchacho estuvo desaparecido varias horas hasta que infantes de Marina lo sorprendieron explotando especies en veda y lo regresaron a casa".

Los tres náufragos podrían volver a México el lunes próximo, aunque las versiones son contradictorias. El propietario del barco que les rescató ordenó que volvieran inmediatamente a Majuro -tenían previsto volver dentro de dos semanas- y el lunes podrían estar en la capital de las islas Marshall, en donde pasarán una revisión médica y tendrán que esperar al menos unos cuatro días hasta que les expidan un pasaporte. Esta versión no pudo ser confirmada, pues en el atunero taiwanés en donde se encuentran apagaron ayer el teléfono de satélite debido a que las constantes llamadas les distraían.

Fuentes de la cancillería consultadas por este diario, sin embargo, consideran que el regreso tardará unas tres semanas más y estarán en sus casas en torno a la primera semana de septiembre.

El canciller mexicano, Luis Ernesto Derbez, garantizó el miércoles pasado que los tres están bien físicamente, aunque obviamente han perdido peso. También informó de que el Gobierno mexicano pagará los costes del viaje de vuelta a sus casas.

Francisca Pérez, abuela de Lucio Rendón, toca una imagen de la Virgen de Guadalupe tras saber que su nieto vive.
Francisca Pérez, abuela de Lucio Rendón, toca una imagen de la Virgen de Guadalupe tras saber que su nieto vive.REUTERS

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