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Reportaje:TELEVISIÓN

El enigma de un cómico bloqueado

Dave Chappelle, uno de los cómicos más famosos de EE UU, desapareció cuando estaba en pleno éxito televisivo, dejando una estela de incógnitas todavía sin resolver

Iker Seisdedos

El último episodio de la disputa entre Dave Chappelle, uno de los cómicos más famosos de Estados Unidos, y el canal Comedy Central tiene ciertamente poca gracia. La cadena de televisión por cable emitió el pasado 9 de julio, bajo el título Chappelle's show, the lost episodes y contra el expreso deseo del cómico, el primero de los tres capítulos de material que éste había grabado antes de huir (literalmente) en abril del año pasado acosado por la presión de la fama y sus demonios. Aquel gesto, uno de los más fascinantes de la televisión reciente, con el que dejó ansiosos a millones de seguidores de su programa y sin terminar un trabajo por el que había firmado un contrato de 50 millones de dólares.

Todo había comenzado en enero de 2003. Con un sketch, típicamente Dave Chappelle, claro. Incluido en el episodio piloto de Chappelle's show, el vídeo repasaba con el aspecto de un falso documental la vida de Clayton Bigsby, teórico ciego de la supremacía blanca. ¿El chiste? Era negro, y el muy desgraciado ni lo sabía.

Cuando se emitió, la audiencia quedó descolocada y seducida (por ese orden) por el humor incorrecto de un cómico que se reía con las mismas ganas de los asuntos raciales pendientes de la sociedad estadounidense, los estereotipos del gueto, los raperos y sus ridículos comportamientos... y los cómicos negros que hacen chistes sobre todo ello.

Dos años de récords de audiencia después (más de tres millones de televidentes lo convertían en el programa más visto de la cadena), Chappelle era una celebridad en su país. Un cómico admirado que no paraba de hacer historia. Tenía una película documental recién terminada (Block Party), un DVD con su nombre en letras grandes (el del primer año del programa, el más vendido de la historia entre los de contenido televisivo) y un sueldo millonario por dos años de risas más. Desapareció a mitad del rodaje de la tercera temporada. No avisó ni a su coguionista.

¿Dónde demonios fue? Y, sobre todo, ¿qué podía empujar a un hombre joven (está a punto de cumplir 33 años) en la cumbre del sueño americano a desaparecer así? Una terminal adicción a las drogas, enfermedades mentales de toda clase, y una fatal crisis nerviosa se sucedieron como rumores para explicar la espantada.

La primera parte del enigma se resolvió en el número del 23 de mayo de 2005 de la revista Time. Ocho días antes de la última fecha prevista para el comienzo de la tercera temporada (cuyo estreno se fijó en febrero, y la cadena fue retrasando con torpes excusas), explicaba desde Durban (Sudáfrica): "No estoy pirado, ni enganchado al crack". Sí, "rotundamente estresado". Había huido a la tierra de sus antepasados "en busca de retiro espiritual". "Todos a mi alrededor dicen: 'Eres genial, el más grande, has encontrado tu voz'. Y yo no estoy seguro de nada de eso".

Si bien su espiritualidad estaba fuera de duda (se convirtió al islam en 1998), la explicación sonó poco convincente. Algunos de sus colaboradores señalaron que el ambiente de trabajo en el plató se había hecho en los últimos tiempos irrespirable para Chappelle, al que describían como un paranoico obsesionado con el perfeccionismo y acechado por una crisis creativa y 20 episodios aún por escribir. Otros, que el cómico nunca estuvo conforme con el reparto de los beneficios inesperados del DVD de la primera temporada. Matt Stone, creador de la serie de South Park y compañero de cadena, declaró en la revista Blender: "Probablemente se veía como el negrito gracioso del que siempre se burló".

El propio Chappelle ha dado desde entonces en sus pocas apariciones y entrevistas explicaciones contradictorias, que hacen pensar que la crisis fue debida a una mezcla de todo lo anterior. El cómico que hace sólo unos años era un completo fracasado sucumbía ahora a la presión de la fama. No soportaba, por ejemplo, que una de sus imitaciones más famosas, la del músico de funk Rick James mascullando "I'm Rick James, bitch", volviese a él como un bumerán a toda velocidad y sin gracia; la frase había calado tanto que Chappelle no podía dar un paso sin oírla.

"Es difícil mantenerte fiel a ti mismo, cuando hay tanta gente mirando", le contó a Oprah Winfrey en la primera aparición televisiva tras su vuelta a Estados Unidos a finales del año pasado. Entonces parecía que el cómico volvía al redil. Incluso se mostró dispuesto a "terminar lo empezado", es decir,rodar la tercera y cuarta temporadas. Pero no ha sido así. Chappelle exigía para ello recuperar "el control creativo" que, decía, había perdido antes de huir. Y eso pasaba para él por un compromiso de la cadena de no emitir aquellos capítulos previos a la espantada. Los directivos de Comedy Central, hartos de tanta espera, le han llevado finalmente la contraria. Instalado en el silencio, Chappelle da pocas pistas de sus intenciones futuras. El periodista y escritor negro Touré, que lo entrevistó en marzo en la cadena Black Entertainment Television, respondía ayer en un correo electrónico a la pregunta del millón. "No sé que le pasó a Dave. Nadie lo sabe. No creo que nunca hable de sus verdaderas razones. Sólo sé que han emitido esos episodios incompletos. Eso, desgraciadamente, significa el final del show".

Dave Chappelle, en junio de 2006.
Dave Chappelle, en junio de 2006.ASSOCIATED PRESS

La culpa no es de Oprah

Mucho se ha especulado sobre las razones de la huida del cómico Dave Chappelle. Pero nunca con tanto humor y disparatada irreverencia como en www.chappelletheory.com. Según esta web, un cónclave de "líderes afroamericanos", formado, entre otros, por Oprah Winfrey, Bill Cosby o el reverendo Jesse Jackson, y conocido como Los Cruzados Oscuros, han usado influencia, dinero y hasta vudú para sabotear la carrera de Dave Chappelle que, "debido al tono" de su humor, estaba logrando "hacer retroceder el estado de las relaciones raciales 50 años".

Además de difícil de creer, esta teoría de la conspiración ha resultado ser falsa. No sólo eso. Está montada exclusivamente en para vender camisetas con la inscripción de Los Cruzados Oscuros. Otro ejemplo más del poder del marketing viral. Jason Hill, cofundador de WebLinc y, junto a su hermano Darren, los padres de la teoría, admitió a The New York Times recientemente que la idea era aprovechar el enigma de Dave Chappelle para promocionar una marca llamada Anti Social y colocar las mencionadas camisetas a 18 dólares cada una. Chappelle, como en todo lo relacionado con el asunto, se ha mantenido al margen.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.

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