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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Biografía de un disidente

Jordi Gracia

Cuando Guillermo de Torre y Antoni López Llausàs pensaron la colección El Puente, que después publicaría Edhasa, acudieron entre otros a Ridruejo, quizá porque nadie en 1960 había recibido el respeto conciliador del exilio (con Max Aub y León Felipe por delante), y porque al mismo tiempo debía de ser difícil dar con un antiguo fascista tan convencido sobre los errores de su pasado reciente. La biografía de Dionisio Ridruejo (1912- 1975) da para muchas biografías y ésta de Francisco Morente es la mejor para entrar en el personaje, aunque no baste para atraparlo íntegramente. Está pensada desde la formación de historiador político de su autor y relata la evolución del personaje desde su fascismo de juventud hasta su antifranquismo adulto. El Ridruejo intelectual comparece un poco a trasmano pero por fortuna ya somos todos los que reconocemos la superioridad del memorialista frente al poeta.

DIONISIO RIDRUEJO. Del fascismo al antifranquismo

Francisco Morente

Síntesis. Madrid, 2006

559 páginas. 25,50 euros

Más información
Entre la realidad y los sueños

El subtítulo 'Del fascismo

al antifranquismo' apunta bien la tesis implícita en el libro, aunque no pueda resumir la complejidad de un político que es escritor y piensa, y rumia, y madura sin caídas del caballo ni crisis súbitas. La frase además equipara magnitudes heterogéneas que resumen una trayectoria pero no la sancionan: lo primero es una noción ideológica y lo segundo es un comportamiento político que pudieron experimentar muchos otros sectores, desde el nacionalismo catalán más tradicionalista hasta el carlismo, desde el falangismo legitimista hasta la democracia cristiana. Por decirlo así, no designa ese término los quince años finales de un conspirador antifranquista instalado en la socialdemocracia, plenamente asumida desde la segunda mitad de la década de los cincuenta. El secreto puede estar en la excesiva deuda con la versión que Santos Juliá ha expuesto brillantemente sobre Ridruejo en Historias de las dos Españas pero que yo no comparto: no hubo crisis alguna en febrero de 1956 sino ratificación pública de una evolución razonada y pautada, meditada y calculada a varias bandas. Algunos otros libros recientes, por cierto, hacen volver a ese momento porque todavía hoy puede leerse con gusto la reeditada La generación de 1956, de Pablo Lizcano, y puede acudirse también a la versión particular que de entonces ha dado Fernando Sánchez Dragó en sus Memorias paralelas.

Ridruejo está ahí, y es ese sujeto, pero es algunos sujetos más simultáneamente, y ése es el único reproche que pudiera hacerse a este libro, y que yo no le hago. La información bibliográfica disponible sobre el autor la ha manejado con detalle Francisco Morente, y es él mismo quien explica que apenas ha podido usar una mínima parte de los materiales que custodia el Archivo de Salamanca sobre el personaje. Ése habrá de ser otro libro pero tendrán el primer dibujo solvente y fiable en la biografía de Morente. El libro razona un trayecto que acabó siendo literalmente heroico para sus compañeros del grupo de Burgos, y así se lo dice por carta alguno de ellos, como Leopoldo Panero, apenas unas semanas antes de morir en 1962, y no ha dejado de atraer la curiosidad no sólo política sino ética, ideológica, literaria de quienes hemos ido haciéndolo propio, como si fuera uno más de la derrota cuando había sido un rotundo vencedor. De ese tránsito y de sus actividades políticas se ocupa Morente y lo que sale es la trayectoria pública y bien escrita de un hombre con el pulso ético mucho mejor acompasado que el pulso cardiaco que lo mató antes que a Franco.

Dionisio Ridruejo.
Dionisio Ridruejo.

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Sobre la firma

Jordi Gracia
Es adjunto a la directora de EL PAÍS y codirector de 'TintaLibre'. Antes fue subdirector de Opinión. Llegó a la Redacción desde la vida apacible de la universidad, donde es catedrático de literatura. Pese a haber escrito sobre Javier Pradera, nada podía hacerle imaginar que la realidad real era así: ingobernable y adictiva.

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