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Alemania 2006 | España-Túnez
Columna
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También en la adversidad

Santiago Segurola

El camino del Mundial se construye sobre las situaciones favorables y la adversidad. Tarde o temprano, los dos factores se presentan a los equipos con pretensiones. España se encontró con todos los factores a su favor en el encuentro con Ucrania: goles rápidos y la expulsión de un jugador rival. El juego fue tan bueno como la satisfacción de la goleada. Frente a Túnez se enredó en el clásico partido lleno de problemas. Recibió muy pronto el tanto de Minari y el equipo se obligó a un esfuerzo descomunal. En medio de las dificultades, jugó bien casi siempre, en los malos y en los buenos tiempos. Jugó con madurez, no perdió la onda y recibió la ayuda necesaria del entrenador. Luis hizo los cambios perfectos. La selección salió reforzada de un encuentro más que complicado.

El fútbol español es ciclotímico por naturaleza. Pasa de la euforia al desánimo con demasiada frecuencia. Algunos datos del encuentro con Túnez invitaron a la duda, no al desánimo. Los errores defensivos se multiplicaron en los primeros minutos. Eso se paga con sangre en los Mundiales. El gol tunecino fue un ejemplo de errores encadenados. Se resbaló Luis García, jugador que se equivoca en lo sencillo -en los controles sobre todo- y acierta en lo imposible. También se equivocó Puyol, siempre amparado por sus facultades físicas. Está acostumbrado a jugar al borde del abismo y no suele fallar. Pero esta vez midió mal en el contragolpe tunecino. Pablo fue blando. Dejó pensar a Jaziri, mala cosa en el área. Tampoco es bueno que el portero rechace el balón hacia el medio, aunque Casillas apenas tuvo tiempo de poner las manos en el remate de Manari. Salió mal todo lo que podía salir mal.

La jugada dejó secuelas en la defensa. Tardó en reponerse del impacto. Puyol pareció especialmente afectado. Pernía tuvo un ataque de desconfianza que superó con dificultades. Cualquier contragolpe de Túnez asomó el peligro, grave síntoma en un Mundial. La vigilancia de Buazizi sobre Xavi también pesó sobre el partido. Xavi tardó en encontrar las vueltas al problema. Pero también manifestó su categoría en varias acciones. Es un futbolista extraordinario. España reaccionó con algo de ansiedad, pero no perdió los papeles. Mantuvo su estilo en la adversidad, signo de madurez que sirvió para medir los recursos del equipo. En ese capítulo, Xabi Alonso estuvo insuperable. Jugó con criterio y estilo, un líder en toda regla.

España jugó bien en el primer tiempo, pero sacó un mal resultado. A Luis le tocaba mover pieza. Estaba claro que el equipo necesitaba el punto de profundidad. No necesitaba prisas, ni pelotazos al área. Los cambios fueron irreprochables. Sustituto de Villa, Raúl se enchufó con rapidez. Colaboró en el medio campo y recuperó la cualidad que le ha distinguido toda la vida: la astucia en el área. Marcó el tanto del empate, lo celebró con el entusiasmo de un juvenil. Raúl fue importante en la reacción del equipo. Cesc, también. Con apenas 19 años, tiene maneras de gran jugador. Está en la elaboración y en la finalización. Dejó pasar en el primer gol -estaba en posición de remate- y dibujó un pase exquisito a Torres en el segundo tanto. Cesc es una garantía de gran rendimiento en cualquier partido, en cualquier competición. El ingreso de Joaquín funcionó. España no juega con extremos, pero eso no les inhabilita. En España hay varios y buenos. Joaquín interpretó perfectamente su papel. Se colocó en la raya y comenzó un duelo de habilidad y rapidez con el lateral. Ganó. Y por ahí ganó la selección. Gran parte del mérito le corresponde a Luis. Si el equipo logró sobreponerse a la adversidad, se debió en buena medida a los cambios.

Torres coronó el partido con un gran gol. Cada vez está más cerca de las posibilidades que se le imaginan. Su crecimiento es necesario en un equipo que no terminaba de encontrar este tipo de delantero: rápido, potente, con una buena cuota de habilidad. Torres, que ha tenido problemas para definir, terminó la jugada como un maestro. Regate largo y toque con el interior del pie derecho. Una belleza de gol por el pase y por el cierre. Pletórico de confianza, Torres se convirtió en una pesadilla para la defensa de Túnez. Su partidazo concretó la buena actuación de España, que aprendió una lección típica de los Mundiales. El camino es largo y siempre hay dificultades. Los buenos equipos se sobreponen. Es lo que hizo la selección.

Cesc hace falta a Nafti.
Cesc hace falta a Nafti.REUTERS

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