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EADS pierde más del 26% en Bolsa tras reconocer retrasos en el A-380

El consorcio aeroespacial europeo paga una serie de decisiones equivocadas

Del cielo al infierno. El anuncio de Airbus de que aplazaba una vez más las entregas de su gigante de los aires, el A-380, desencadenó ayer una caída en el vacío de las acciones de su casa madre, el consorcio aeroespacial y de defensa europeo EADS, que al cierre perdían un 26,3% de su valor en París, mientras que las acciones de su rival Boeing subían un 6,53% al cierre de Wall Street. El año pasado, además de presentar el A-380 como una gran proeza tecnológica, Airbus todavía reclamaba la primacía mundial, pero ya se adivinaban algunos errores estratégicos importantes.

Las entregas del A-380 sufrirán un retraso de "seis a siete meses" por problemas industriales, anunció Airbus, lo que limita a nueve el número de aparatos entregados a finales de 2007, en lugar de los 20 previstos. Casi al mismo tiempo, Singapore Airlines, la compañía que más había apostado por el A-380, y que tiene desde hace tiempo vendidos todos los billetes de los primeros vuelos, anunciaba la compra de 20 ejemplares del Boeing-787 Dreamliner y se disponía a negociar las indemnizaciones que Airbus deberá pagarle por el retraso. El director comercial de Airbus, John Leahy, confirmaba que la compañía indemnizaría a sus clientes.

Según la empresa, el retraso es debido a problemas en la instalación de los sistemas eléctricos, derivados del hecho de que, como explicaba ayer un experto, el A-380 es en realidad "dos aviones puestos uno encima del otro". Fuentes sindicales, sin embargo, apuntaban que estas dificultades ya se detectaron en junio de 2005, cuando se produjo el primer aplazamiento de seis meses en las entregas.

Es difícil calcular el coste que este episodio tendrá para el constructor europeo, pero, según los expertos, sólo el aplazamiento de las entregas supone una merma de 500 millones de euros por año entre 2007 y 2010. Lo más grave, sin embargo, y lo que parece haber desencadenado la ola de órdenes de venta en los parqués -que ni siquiera la decisión de suspender la cotización para calmar el ambiente consiguió evitar- es que empiece una cadena de anulaciones de pedidos.

La decisión de Singapore Airlines de comprar los 787 de Boeing, el modelo de media distancia, que por su consumo y su concepción mejor se adapta a la actual situación económica, pone aún más en evidencia los errores de estrategia de Airbus, que se ha visto obligada a rediseñar completamente su fracasada apuesta en este sector: el A-350. La caída de ayer no sólo castiga el retraso del programa A-380, sino también la pérdida de credibilidad de Airbus en su batalla con Boeing. El fabricante europeo tiene previsto dar a conocer la nueva versión del A-350 en las próximas semanas.

La crisis de EADS afecta asimismo a la industria aeroespacial europea. Los títulos de algunos de sus principales proveedores, como Thales o Rolls-Royce, también caían ayer. Los de EADS llegaron a caer más de un 30% a media sesión y se recuperaron ligeramente al cierre.

En los últimos tiempos, a Airbus se le multiplican los problemas, hasta el punto de parecer víctima de una maldición. El pasado lunes, los trabajadores de la cadena de montaje del A-380 de Toulouse descubrieron un sabotaje: alguien había cortado con unas tenazas una serie de cables. La dirección reconoció que no se trataba de un accidente ni de un error, por lo que ha abierto una investigación. Hace un mes se produjo un importante incendio en otra de sus instalaciones.

EADS, por su parte, se ha visto envuelta en el escándalo político del caso Clearstream, una serie de falsos listados bancarios que pretendían inculpar a políticos y empresarios en un asunto de corrupción. Uno de los principales sospechosos no es otro que el ex vicepresidente de EADS Jean Louis Gergorin, ahora despedido y procesado por la justicia.

En el origen de este caso, que involucra desde el presidente Jacques Chirac hasta el primer ministro Dominique de Villepin, pasando por importantes personajes de los servicios secretos franceses, está la lucha por el poder en el consorcio, cuya dirección comparten de forma paritaria franceses y alemanes y que acabó con la llegada a la cúpula de EADS de Noel Forgeard.

La capitalización de EADS se redujo ayer en 5.000 millones de euros. Para acabar de complicar la situación, la británica BAE Systems, que controla el 20% de Airbus, pero no forma parte de EADS, había decidido hace unos meses desprenderse de esta participación y ejercitar la opción que tenía de vendérsela a EADS. Una operación que debía proporcionarle 4.500 millones de euros. Tras el descalabro de ayer, BAE Systems perdía cerca de 900 millones, según calculaba la banca Morgan Stanley. Las acciones de la empresa británica caían a su vez un 3,3%.

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