Responsabilidad política y sentido común
Sabido es que en el discurso político la lógica de las razones y el sentido común no suelen primar sobre los intereses estratégicos e incluso la coacción. Pero cabe preguntarse si esto puede mantenerse aunque ello provoque una simpleza argumental sin la más mínima pretensión de sentido.
Una de las condiciones del PP para considerar a la ilegalizada Batasuna como interlocutor válido radica en la exigencia previa de que ETA deje de existir. Este objetivo, desde luego, no deja de sonar muy heroico e indudablemente ello le permite a la derecha española obtener el respaldo de algunas secciones del peculiar electorado de nuestro país. Pero que este tipo de heroísmo de "salgan con las manos en alto" poco tiene que ver con una pretensión razonable lo muestra la traducción real de esta exigencia: sobre la disolución de ETA sólo se podrá hablar cuando ETA se disuelva.
Lo preocupante es que esta falta de sentido común no se debe a la candidez del PP, sino a todo lo contrario. Parece manifiesto que éste intentará a toda costa que el proceso de paz no fructifique, al menos hasta que ellos mismos puedan gestionarlo desde la Moncloa. Y parece difícil que el Gobierno pueda lograr la paz sin el sentido común, que no el apoyo incondicional, de todos los grupos del Parlamento. Esperemos que, frente a la falta de responsabilidad en la política, los votantes opten por recordar el escaso bien que los discursos heroicos han aportado a nuestra historia reciente.
