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El futuro de Cataluña

Mas vuelve a discrepar de Duran al defender la "lealtad" del líder del PSOE con el Estatuto

El dirigente de Unió sostiene que los socialistas frenarán los avances competenciales

Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida tuvieron ayer el tercer encontronazo en lo que va de campaña, y de nuevo fue a propósito de la actitud de José Luis Rodríguez Zapatero con el proceso de reforma estatutaria. Mientras que el convergente se expresaba confiado en la "lealtad" del presidente del Gobierno a la hora de desplegar el nuevo Estatuto en el futuro, el democristiano le rebatía al augurar que los socialistas frustrarán como sea este avance. Ambos dirigentes nacionalistas coincidieron, no obstante, en arrogarse la garantía del desarrollo del Estatuto si CiU recupera el Gobierno catalán.

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Ya hace meses que Mas y Duran no van a la par. La foto de Mas y Zapatero, aquel 21 de enero en La Moncloa, no sólo encrespó los ánimos de Esquerra Republicana (ERC), sino también los del líder democristiano, quien contempló impotente cómo su jefe de federación le arrebataba el protagonismo de las negociaciones en Madrid. En esta campaña -y no es de extrañar- han acabado por aflorar las desavenencias en forma de continuos mensajes discordantes.

El líder de Convergència se lanzó el primer día a prometer la eliminación del impuesto de sucesiones si llega a la presidencia de la Generalitat. El democristiano le censuró el anuncio e insistió en que la campaña debe limitarse a cantar las excelencias del nuevo Estatuto. Mas no hizo caso y cada mañana convoca a la prensa para desgranar su programa electoral para las autonómicas de otoño.

Días después, Artur Mas ensalzó la labor de Zapatero durante el proceso de negociación estatutaria. Duran Lleida no tardó en responderle y no precisamente en tono comedido, sino con guasa y retintín. Tildó de "bobos a quienes les cae la baba" a los que confían en el secretario general del PSOE y apeló a no "fiarse" de él "porque es un pobre chico al que un día van a beatificar".

Ayer las declaraciones de uno y otro toparon de nuevo. Y otra vez a causa de Zapatero. En una conferencia de prensa en la Agencia Catalana de Noticias, al líder de CiU, Artur Mas, no le dolieron prendas en proclamar que el presidente del Gobierno será "leal" cuando toque desplegar y aplicar el contenido del nuevo Estatuto, y en reconocer su apuesta por la consecución de la reforma.

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"Hay que reconocerle", manifestó, "que, pese a encontrarse prácticamente solo, quiso sacar adelante el Estatuto, en contra del PP, de una parte de su partido, de una parte bastante importante de la opinión pública española y de los estamentos más poderosos del Estado. En contra de todo esto, Zapatero abrió la puerta y llegamos a un acuerdo". Y prosiguió: "Si él se la ha jugado en los momentos más difíciles, espero que en el momento que se tenga que desplegar y aplicar el Estatuto se la siga jugando y entienda que este texto tendrá permanencia en el tiempo, siempre y cuando se aplique con la máxima lealtad y fidelidad al espíritu y letra de lo que dice".

A la misma hora, en un desayuno con empresarios leridanos en la capital del Segrià, Duran Lleida insistió en su teoría de recelar de los socialistas y advirtió de que el PSOE "hará todo lo posible para que el Estatuto no avance". Contra esta amenaza, Duran aseguró que el mejor antídoto se llama Convergència i Unió y un "contundente y entusiasta" en el referéndum del próximo domingo.

El líder convergente se pronunció en similar sentido y confió el despliegue estatutario a un nuevo Ejecutivo catalán "legitimado, fuerte y con buena sintonía con el Gobierno central", lo que no representa, dijo, el que ahora ocupa la Generalitat. Por ello, instó a Pasqual Maragall a olvidar cualquier tentación de negociar el traspaso de nuevas competencias bajo su mandato y a convocar las elecciones autonómicas en octubre, y no en noviembre como es su propósito. "Si las retrasa, será estrictamente por interés partidista de los socialistas", denunció, enfrascados, a su juicio, en la disputa sobre el próximo candidato a la presidencia de la Generalitat.

A propósito de esta candidatura, Mas corrigió el tiro y comentó que no tiene preferencias entre Pasqual Maragall y José Montilla, cuando esta semana en un mitin en Manresa animó a Maragall a repetir porque "es una mina para que CiU obtenga la mayoría absoluta". Alertado por sus asesores, el líder de Convergència Democràtica obvia ahora cualquier comentario sobre su superioridad en la próxima contienda electoral, aunque repite sin cesar que CiU es la primera fuerza parlamentaria en Cataluña.

Mas y Duran desplegaron ayer todos sus ataques contra Esquerra Republicana. El primero reprochó a los republicanos que se nieguen a aceptar un "avance tan significativo" del autogobierno catalán. El segundo les reprochó su actitud "quejica".

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