El CSD pide ayuda internacional para analizar el 'caso Eufemiano'

Las sirenas aúllan, los helicópteros logran tapar la voz del speaker, la primera etapa de la Dauphiné Libéré -la carrera preparatoria del Tour en la que participa, entre otros, Alejandro Valverde- está a punto de terminar en medio del frenesí, en un ambiente ensordecedor. Pakito Mancebo y Egoi Martínez forman parte del grupo de cuatro escapados que se juegan el triunfo. ¡Qué nervios, qué ansia, qué... nada! ¿Quién ganará? Poco les importa ese nombre a los directores deportivos, sobre todo a los de los equipos franceses, que entienden los hechos de Madrid y del laboratorio de Eufemiano Fuentes como una respuesta del cielo a sus plegarias, como una venganza del destino contra el ciclismo español, que no hizo sus deberes tras el caso Festina. Ellos suspiran por otros nombres, por otra lista. "Queremos que se haga pública la lista de los ciclistas implicados", dice, por ejemplo, Jean René Bernaudeau, director del Bouygues; "y poco me importa si en el Tour hay 50 corredores menos. Lo que quiero es que los míos tengan las mismas oportunidades".

El problema con la deseada lista es que para elaborarla, para desentrañar las responsabilidades, aún es precisa una paciente investigación. Un trabajo quizás demasiado lento que, sin embargo, se verá acelerado esta semana, en la que se espera en Madrid la llegada de Olivier Rabin, director científico de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), que acudirá a la llamada del Consejo Superior de Deportes (CSD) para coordinar y aconsejar en las tareas de analizar las bolsas de sangre -en el laboratorio de Sydney o en cualquier otro que lleve a cabo investigaciones para encontrar nuevas sustancias- para afianzar las pruebas de delito contra la salud, que es el que enarbola la Guardia Civil ante el juez contra Eufemiano Fuentes, José Luis Merino Batres, José Ignacio Labarta y Alberto León.

También se espera la llegada a la capital de España de Pat McQuaid, el presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI), cuya intervención debería acelerar la resolución sobre la situación de Manolo Saiz, el director del equipo ciclista Astana-Wurth, patrocinado por Kazajistán, quien se encuentra en una especie de limbo jurídico. A la espera de que el juez le llame a declarar, a Saiz le aguarda también el juicio de las autoridades deportivas, que deberán decidir si le sancionan a él solamente o si excluyen además a su equipo del ProTour también, lo que le supondría no participar en el Tour. En este procedimiento se considera clave el carácter del Synacthen, las ampollas que, según fuentes de la Guardia Civil, figuraban en una bolsa frigorífica intervenida cuando se detuvo a Saiz con Eufemiano y Merino Batres. Este producto figura en la lista de sustancias prohibidas de la AMA, en el apartado de hormonas y sustancias relacionadas, por lo que su mera posesión supone una infracción a la normativa antidopaje. El ACTH, su principio activo, indetectable en los análisis, estimula la producción de cortisol en el organismo y se usa terapéuticamente como medio diagnóstico. Se usa como dopaje en vez de los corticoides y la primera vez que saltó su nombre a los medios fue en el Tour del 99, cuando se expulsó al belga Ludo Dierckxsens tras reconocer su utilización.

Por cierto, ni Mancebo ni Martínez ganaron la etapa. Fue más rápido que ellos el alemán Fabian Wegmann.

Jean Marie Leblanc, ex director del Tour, dijo ayer que la carrera francesa se tomará todavía una semana para decidir sobre la posibilidad de expulsar a algún equipo.