_
_
_
_
_

Diana de Valverde en la Flecha Valona

El ciclista murciano se impone a Sánchez en la terrorífica subida final al muro de Huy

Igor Astarloa (Barloworld) ya no es el único ciclista español (2003) entre los campeones de la Flecha Valona. Desde ayer comparte semejante honor Alejandro Valverde (Caisse d'Epargne-Illes Balears), quien se impuso en la subida final, la tercera del día, al mítico por terrorífico muro de Huy, donde concluye desde 1983 la histórica clásica belga. Ni Samuel Sánchez (Euskaltel Euskadi), ni el holandés Karsten Kroon (CSC), ni el luxemburgués Frank Schleck (CSC), sus rivales en el agónico esprint, pudieron con su último golpe de pedal, con su última aceleración, con su última bocanada de aliento.

Fueron 202 kilómetros desde Charleroi. Pero, sobre todo, fue esa ascensión infernal. Es la que caracteriza a la carrera de las Ardenas, la que le imprime carácter. Son 1.300 metros desde el centro del pueblo con un desnivel medio del 9,3%. Pero la pendiente pasa a ser del 11,6% si se consideran sólo los últimos 900. Las rampas llegan en un tramo al 19%. Un camino realmente empinado, demoledor. Y hubo que afrontarlo tres veces, las dos primeras en los kilómetros 59,5 y 87,5.

El corredor de Illes Balears se ha colocado en la cuarta posición de la clasificación UCI ProTour

El esfuerzo fue colosal. El desgaste, tremendo. Y es que, además, las escaramuzas se sucedieron. José Luis Arrieta (AG2R) y el francés Frederic Finot (Française des Jeux) fueron los aventureros más tenaces. Se escaparon en el kilómetro 25 y llegaron a tener una ventaja de más de siete minutos. En el primer paso por Huy era de 4m 25s. En el segundo, de 7m 35s. Pero sus esperanzas se esfumaron en el 122.

El italiano Paolo Bettini (Quick Step) fue quien comandó el pelotón durante parte de la persecución y quien incluso lo rompió, con la consiguiente alarma, en un instante determinado. Un ímpetu que le pasó factura en el segundo cruce por Huy, en el que tuvo que encomendarse a Carlos Sastre (CSC).

Pero la batalla final aún no se había desatado. Los favoritos respiraban tensión. El tricampeón mundial Óscar Freire (Rabobank) pretendió anticipar el momento de la verdad a 62 kilómetros de la meta, cuando saltó con el suizo Alexandre de Moos (Phonak). No prosperó. Todo quedó pendiente para los 12 últimos, los de la selección decisiva.

Entonces, cuando las fuerzas ya no eran tantas y la estrategia cobraba su máxima importancia, Valverde anduvo alerta. "Estaba un poquito retrasado. Pero fui encontrando mi sitio. Cogí la rueda de David Etxebarria (Liberty Seguros) y ya no la solté. Después, pude esprintar. Ha sido una victoria muy importante", declaró el murciano. Estaba exhausto, pero feliz. El subcampeón mundial de 2003 y 2005 pensaba ya en la Lieja-Bastogne-Lieja, la cita del próximo domingo.

Alejandro Valverde, en el momento de la victoria.
Alejandro Valverde, en el momento de la victoria.REUTERS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_