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El programa de la Generalitat de contratación de investigadores de élite no atrae a la empresa

El 65% de los científicos proceden de universidades y centros extranjeros

Primero los llamaron "la joya de la corona", después fueron rebautizados como la élite o la "clase alta" de la investigación en Cataluña. Son científicos de trayectoria brillante que han optado por abandonar un puesto de trabajo de alto nivel en Estados Unidos, el Reino Unido o Alemania e impulsar en centros de investigación y universidades catalanas proyectos científicos innovadores. Pero los llamados investigadores ICREA (siglas de la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados en catalán), pese a su talento y a las facilidades que da la Generalitat para su contratación, no encuentran acomodo en las empresas catalanas. La industria se resiste a la inteligencia que puedan aportar.

Desde que en 2001 se puso en marcha el programa ICREA, 131 investigadores se han incorporado al sistema catalán de ciencia. Con una media de edad de 43 años y puestos de responsabilidad en laboratorios de hasta 18 países, la oferta del programa ha resultado suficientemente atractiva para convencerles de que en Cataluña pueden proseguir una trayectoria científica de alto nivel. Sólo el 35% de los contratados proceden de centros y universidades españolas. El 65% restante son extranjeros. De ellos, el 12% de Estados Unidos, el 16% de Alemania y el 10% del Reino Unido.

La idea original del programa, recordó ayer Enric Banda, director de la Fundación Catalana para la Investigación y la Innovación (FCRI), "continúa siendo válida hoy". Banda, como responsable de la institución que coordina el programa, señaló la unión de un marco como Barcelona y su entorno, un proceso de selección basado en el modelo anglosajón y una oferta competitiva en términos salariales y de expectativas científicas, como las principales claves de la iniciativa. La FCRI maneja un presupuesto que para 2006 asciende a 10,24 millones de euros, aportados por el Departamento de Universidades e Investigación, a cuyo frente figura Carles Solà.

"Nuestro objetivo es reclutar talento" para el sistema catalán de ciencia y tecnología, dijo Banda. Y ese objetivo, precisó, parece que empieza a dar sus primeros frutos. El fichaje de investigadores en áreas tan innovadoras como la bioinformática, la fisiología vegetal, la biología de sistemas, los alimentos funcionales y el estudio del cerebro y el cambio climático se ha traducido en siete patentes y en la formación de dos empresas de base tecnológica, además de un retorno económico en forma subvenciones a proyectos de investigación equivalente a la inversión que supone el fichaje. Si en 2005 se invirtieron 8,62 millones de euros en los contratos del ICREA, la aportación de los investigadores sólo en proyectos ha alcanzado los 8,60 millones.

Pese a ello, el programa no ha calado entre las empresas Solà admitió ayer que la industria "no conoce el programa" y que, por su especial idiosincrasia, "no está acostumbrada" a este tipo de fórmulas contractuales. Tanto Solà como Banda recalcaron la necesidad de efectuar "mayores esfuerzos" para atraer al sector privado. Uno de los principales lastres para el desarrollo y la innovación en España es la escasa implicación industrial en la generación de conocimiento.

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