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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Lorenzo Gomis, periodista y poeta

Catedrático de Periodismo, fundó la revista 'El Ciervo'

Llorenç Gomis Sanahuja (Barcelona 1924-2005) se ha ido discretamente la última tarde del año 2005. Deja atrás una obra extensa y variada que, como periodista y poeta, ha firmado principalmente como Lorenzo Gomis. A los 81 años, continuaba en activo como catedrático emérito de la Universitat Autónoma de Barcelona y hasta el año anterior había sido Síndic de Greuges en la Universitat Pompeu Fabra (defensor del universitario). Seguía escribiendo un artículo cada lunes en La Vanguardia y, sobre todo, codirigiendo con su esposa, Roser Bofill, la revista mensual El Ciervo, creada en 1951 por un grupo de intelectuales católicos avanzados.

Gomis es un caso singular entre los periodistas de su generación, por su tardía incorporación a la prensa diaria, que no se produce hasta 1967, de la mano de Horacio Sáenz Guerrero en la entonces La Vanguardia Española. Formado en el colegio de los jesuitas de Sarrià y en la facultad de Derecho, descubrió en 1951 que podía tratar de vivir de la escritura.

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A los 26 años ganó un premio de poesía de la revista Correo Literario, con un jurado formado por Dámaso Alonso, Leopoldo Panero y Luis Rosales. Al año siguiente, su libro El caballo ganó el premio Adonais, en cuyo jurado había Vicente Aleixandre y Gerardo Diego.

Animado por éstos éxitos y por la creación de El Ciervo, se decidió por el periodismo. En 1952, obtuvo el preceptivo título oficial tras un curso de verano de la Escuela Oficial de Periodismo en el Ateneo Barcelonés, junto a otros periodistas ya en ejercicio como Sempronio, Ángel Zúñiga, Néstor Luján, Manuel Ibáñez Escofet y Luis Carandell. Con el inevitable carné en el bolsillo, Lorenzo Gomis se convirtió en director de El Ciervo, tarea a la que hubo de sumar otros trabajos, como artículos semanales en El Correo Catalán y en la revista semanal Destino, que tenía a José Pla como primera figura. Su sección se titulaba Tiempo de pensar. En La Vanguardia Española, acompañó a Sáenz Guerrero, el primer director no impuesto, como editorialista, articulista, responsable de las cartas al director y subdirector, hasta que aceptó dirigir El Correo Catalán, entre 1977-81, siendo propietario Jordi Pujol. Pudo regresar a La Vanguardia, donde hasta el sábado pasado ha sido consejero de dirección.

La dedicación docente de Gomis empezó en la Escuela de Periodismo de la Iglesia de Barcelona, de donde pasó en 1973 a la Facultad de Ciencias de la Información de la UAB, en Bellaterra. Varios libros suyos se convirtieron pronto en obras de referencia: El medio media, Teoria dels gèneres periodístics, Teoría del periodismo y La notícia, dret humà. A ellos se sumará la destilación de su experiencia en la autobiografía De memòria, vertida en 2004 al castellano con el título Una temporada en la tierra.

Como otros miembros de una generación puente escasa en efectivos, Gomis amparó las propuestas renovadoras de los jóvenes de los setenta. Fue presidente de la Asociación de la Prensa, en 1976, substituyendo a Carlos Sentís, en una junta de amplio espectro que dos años antes había confirmado la avanzada transición particular del gremio periodístico. Veinte años después, sería presidente del Consell de la Informació de Catalunya, organismo de autorregulación creado por el Colegio de Periodistas de Cataluña de acuerdo con las empresas del ramo.

Con el apoyo de su esposa Roser Bofill -directora a su vez de Foc Nou- Gomis mantuvo siempre su actividad en El Ciervo, revista de pensamiento cristiano, que sufrió sucesivamente la vigilancia de la censura, la desconfianza con la Ley de Prensa y, en los estertores del franquismo, incluso un atentado ultraderechista.

Pese a su relación profesional con Pujol en los inicios de la democracia, su familiaridad intelectual con sectores del socialismo le llevó a colaborar con actividades de reflexión política promovidas por Pasqual Maragall y a apoyarle personalmente en las elecciones a la Presidencia de la Generalitat.

No dejó tampoco de frecuentar los círculos poéticos. Habiendo participado en los encuentros entre poetas catalanes y castellanos en Segovia y Salamanca de los años 50, no dejó de practicar ese mismo diálogo lingüístico en su propia obra. Si Pere Gimferrer prologó en 1978 un volumen recopilatorio de su Poesia, 1950-1975. Marià Manent hizo lo propio en 1984 con su primer volumen de poesía en catalán, Sons i sonets, al que seguirían Déu vos guard i passi-ho bé, sin dejar de cultivar la expresión castellana en nuevas composiciones.

Padre de cuatro hijas y titular de galardones como el premio de periodismo Ciutat de Barcelona y la Creu de Sant Jordi, Llorenç Gomis Sanahuja será enterrado mañana en Viladrau, pueblo de la montaña del Montseny lleno de resonancias poéticas, que, con la playa de Empúries, era su lugar preferido para el descanso. Quienes le acompañen en ese ultimo paso, a buen seguro que coincidirán, además, en apreciar su sentido del humor y el espíritu dialogante y pacificador del que siempre hizo gala.

Lorenzo Gomis en una fotografía tomada en 2003.
Lorenzo Gomis en una fotografía tomada en 2003.F. J. VARGAS

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