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Apuntes

Elche recurre a 'buscaprácticas' y al apadrinamiento de empresas

La universidad fomenta la inserción de los alumnos en el mercado laboral

Universitarios que buscan prácticas para sus colegas en una figura con ciertos paralelismos a la del agente comercial por su cometido y percepción de becas y comisiones; nuevos egresados que son apadrinados por empresas. Son dos de los programas distintivos del Observatorio Ocupacional de la Universidad Miguel Hernández. "Queremos dar caña a los estudiantes desde el principio. Lo querría para mis hijos. Que llamen a las empresas. Es pensar en el pleno empleo", señala el vicerrector de Asuntos Económicos, Empleo y Relaciones con la Empresa, José María Gómez.

Por otra parte, cabe destacar que la realización de prácticas es un indicador de tipo específico, es decir, que la universidad puede o no aplicar, en la financiación por objetivos. Esta universidad lo usa representando, eso sí, un pequeño porcentaje.

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La iniciativa del 1:100, que se basa en que los universitarios busquen prácticas para sus compañeros parte de que "la mejor manera de encontrar trabajo es que el estudiante busque su práctica". Sobre esta premisa se sustenta un predecesor con el que cohabita, el 1:1, estudiantes que pertrechados con documentación sobre la universidad buscan su propia práctica. El éxito de la iniciativa: 3.500 estudiantes y 5.618 prácticas propició la gestación del 1:100. En esta vía han participado 33 estudiantes aportando 254 prácticas.

El estudiante de Ciencias Ambientales Antonio González fue hace dos cursos el buscaprácticas de su titulación y el pasado, el coordinador de todos los becarios. "Es interesante conocer tu futuro mundo profesional", argumenta. Parte de los cien euros mensuales del primer curso los usó para desplazamientos a empresas. Al llegar a las 20 prácticas recibió 180 euros extra. Aunque sin sujeción horaria, todos los becarios, generalmente uno por titulación, deben presentar al Observatorio Ocupacional una memoria mensual, la entidad que los forma y convoca reuniones de seguimiento. Por otra parte, el centro de procedencia pone a disposición del becado los medios para realizar gestiones. "Hay que conocer las empresas y a tus compañeros, alentarlos del beneficio de las prácticas y saber dónde les interesaría realizarlas". Desde el curso anterior hay otras espoletas: los anexos de prácticas están en la web y el becario percibe 25 euros por cada anexo y 35 por cada nuevo convenio.

Encarni Martínez, estudiante de Derecho y diplomada en Relaciones Laborales lleva también dos años participando. "Lo más curioso fue firmar un convenio de prácticas con una funeraria para un estudiante de Relaciones Laborales". Destaca las bondades del programa y opina que "todavía es algo poco conocido entre los estudiantes".

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El apadrinamiento anticipa para las empresas la dificultad de encontrar profesionales, mientras que los universitarios conocen su profesión. La casi ingeniera industrial Pepa Vicedo fue apadrinada el curso pasado por una empresa telefónica que pagó su matrícula, como todo padrino. En su caso la relación no llegó a mucho más porque estaba en cuarto. Ensalza el programa al que "le falta publicidad" revelando que se enteró porque estaba en delegación. "Estas iniciativas demuestran que la Miguel Hernández es una universidad moderna frente a las clases magistrales de la vieja escuela", asevera prefiriendo la ilicitana, a la Politécnica de Madrid, donde cursó primero de Aeronáutica.

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