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AL VOLANTE | PRUEBA
Columna
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Estabilidad impecable

Aunque por fuera puede parecer una evolución del Alfa 156, el 159 es un coche nuevo que reinterpreta el estilo de su antecesor en una presentación más moderna. El diseño es muy deportivo y se aprecia en la posición de conducción, más baja de lo normal en las berlinas, y también en la consola central, girada hacia el conductor y con una instrumentación muy completa que incluye hasta la presión del turbo. Además aporta detalles modernos, como el arranque por botón.

Un turbodiésel evolucionado

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Deportividad con poder de seducción

La versión turbodiésel más potente del 159 monta un motor 2.4 con 20 válvulas, de cinco cilindros y 200 CV con las últimas evoluciones: turbo variable, culata de cuatro válvulas por cilindro... Lleva un cambio manual de seis marchas, pero en 2006 contará con un automático secuencial también de seis y versiones con tracción 4×4. El conjunto ofrece unas prestaciones brillantes y destaca por su elasticidad a bajo régimen. Responde con fuerza desde apenas 1.000 vueltas y sube de forma lineal hasta las 4.500, lo que permite circular en ciudad casi sin reducir y mantener ritmos de crucero a punta de acelerador en carretera, incluso a plena carga. Además adelanta con brío y no pierde velocidad en las subidas, ni siquiera circulando en sexta marcha.

Este rendimiento brillante va acompañado de algunos detalles mejorables, como el tacto áspero y las vibraciones del motor. Penalizan el agrado de conducción con un funcionamiento rumoroso, y se aprecian sobre todo en ciudad y al ralentí. El accionamiento del cambio, impreciso y esponjoso, tampoco convence, y el consumo no destaca para ser un turbodiésel: gasta alrededor de ocho litros en conducción suave y sube a 11 en ciudad y estirando las marchas.

Estabilidad a toda prueba

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Aparte del diseño, el comportamiento dinámico es el punto fuerte del nuevo Alfa y posiciona al 159 entre los coches de referencia en su tamaño. Impresiona el tacto suave, rápido y muy preciso de la dirección, que permite dibujar las curvas con seguridad sin apartarse del trazado. Incluso forzando el volante no llega nunca a deslizar de delante, y mantiene una estabilidad sobresaliente en todos los trazados y una conducción ágil y segura que da mucha confianza. Se agarra muy bien en los virajes sin balancear, transmite sensación de consistencia y tiene unos frenos que paran bien el peso y un control de estabilidad que completa un conjunto muy logrado.

El resultado es una conducción divertida y gratificante, y un amplio margen de seguridad que hace sentir que todo está bajo control, incluso cuando se aumenta el ritmo. Estas cualidades permiten hacer viajes largos con un comportamiento impecable y unas suspensiones deportivas bien equilibradas que filtran las ondulaciones en trazados con buen piso, aunque resultan secas para los pasajeros en carreteras secundarias con asfaltos deteriorados.

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