El pueblo autosuficiente
Las recalificaciones urbanísticas han enriquecido a los vecinos y al Ayuntamiento de Espartinas
"Cuando se tiene el grifo cerrado se encuentra agua", asegura el primer teniente de alcalde de Espartinas, Javier Jiménez, del PP. En el Ayuntamiento de Espartinas, un municipio de 7.500 habitantes gobernado por los populares desde 1983, aseguran que la diferencia de color político con la Junta de les ha perjudicado, así que el gobierno municipal optó hace años por equiparse a su gusto con financiación propia e intentar que la Junta asumiera luego la gestión de las instalaciones. Así construyó el Ayuntamiento el centro de salud o el instituto. "La necesidad obliga", asegura Jiménez.
La ideóloga de esta filosofía política de Espartinas, a 12,5 kilómetros de Sevilla, fue María Regla Jiménez, alcaldesa entre 1983 y 2003, cuando falleció a los pocos meses de revalidar, ya enferma, su sexta mayoría absoluta, en un pueblo en el que el PSOE gana las elecciones generales. Jiménez fue uno de los principales referentes del PP andaluz y una institución en las filas del partido en Sevilla.
Pero el Ayuntamiento de Espartinas es también conocido por su enfrentamiento con el resto de las administraciones al negarse a eliminar del callejero municipal las reminiscencias del régimen predemocrático, a pesar de los acuerdos alcanzados en el sentido contrario en la Diputación y en el Congreso. La permanencia de estos símbolos divide a los vecinos entre los que los consideran ofensivos y los que opinan que quitarlos sería falsear la historia.
Aunque las calles principales lleven nombres del pasado, lo cierto es que el pueblo ha sabido sacarle partido a los nuevos tiempos. La fiebre inmobiliaria y la moda de los adosados han multiplicado por tres la población en 15 años. De los 2.600 habitantes con los que contaba en 1990 a alrededor de 7.500 censados hoy (según el Ayuntamiento la población real roza los 9.500). Pero el encarecimiento del precio además de vecinos ha dejado mucho dinero en el pueblo, el de mayor renta per cápita de la provincia y uno de los de mayor renta familiar en Andalucía. "Aquí había mucho minifundio, los habitantes autóctonos eran propietarios de suelo y al venderlo han visto multiplicarse su patrimonio", explica el primer teniente de alcalde. Según Jiménez, a nadie le tocó el gordo con las recalificaciones urbanísticas, pero todos se han dividido una pedrea generosa.
La política urbanística del Ayuntamiento, basada en urbanizaciones con pocas casas (16 viviendas por hectáreas) pero caras, ha contribuido a que los nuevos habitantes sean también de alto poder adquisitivo. "Aquí sembramos casas en medio de los olivos", señala Javier Jiménez. Algunos de los viejos vecinos, no obstante, no aprueban esta política. "A mi hija le costó 16 millones su casa hace cinco años y ahora la pueden vender por 45. Pero, ¿adónde se va? ¿De qué te sirve que te den por tu casa 50 millones si hay que comprar otra y no la encuentras por menos de ese dinero?", se preguntan una vecina.
El teniente de alcalde asegura que Espartinas se caracteriza por la cantidad y la calidad de sus servicios. Las recalificaciones han llenado en los últimos años las arcas municipales gracias a los convenios urbanísticos firmados entre el gobierno y las promotoras inmobiliarias. Con ese dinero, el Ayuntamiento acometió su política de autosuficiencia.
Entre otros equipamientos municipales, la oferta de Espartinas incluye un centro hípico, una plaza de toros y un hotel infantil en el que los padres pueden dejar a sus hijos en lugar de acudir a la canguro convencional. "A los vecinos nuevos hay que darles cosas para que se integren. La mayoría son matrimonios jóvenes, así que lo que necesitan es un sitio para dejar a los niños, colegios y actividades", dice Jiménez. El Ayuntamiento ha construido dos colegios y un instituto en apenas tres años y entre los próximos proyectos que saldrán a licitación en el municipio hay un spa y un parque acuático.
El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que redacta el Ayuntamiento contempla construir 4.000 nuevas viviendas, lo que supondrá duplicar la población hasta llegar a los 20.000 habitantes.
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