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Laboral | CONSULTORIO
Columna
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El estrés laboral

El estrés forma parte del amplio abanico de enfermedades derivadas de "factores psicosociales", término con el que se suele hacer referencia a la interacción que se produce entre el trabajo, su medio ambiente y las condiciones de su organización, por un lado, y las capacidades del trabajador, sus necesidades, su cultura y su situación personal, por otro. Todo ello, a través de percepciones y experiencias, puede influir en la salud, en el rendimiento y en la satisfacción laboral.

Los efectos de estos factores sobre el trabajador dan lugar a situaciones de estrés, ansiedad, insatisfacción, etcétera, que suponen una disminución de la capacidad del trabajador, perjudicando con ello a su persona y a los intereses de la empresa.

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El estrés sobreviene, de esta forma, por las discrepancias entre las demandas del medio externo o interno, y la manera en que el individuo percibe que puede dar respuesta a las mismas. Puede tener su origen en muy diversas "fuentes", personales, ambientales, laborales...

Dejando de lado circunstancias personales (enfermedades, problemas familiares...), o las medioambientales (condiciones acústicas, térmicas...), así como la personalidad del individuo, vamos a centrarnos en los factores laborales.

En primer lugar, aparece la sobrecarga de trabajo. Se produce cuando el volumen y complejidad de la tarea supera la capacidad del individuo para responder a ella. Si el trabajo es además "demasiado difícil", va a dar lugar a una insatisfacción en el trabajo y a una baja opinión de uno mismo.

Igual ocurre con la infracarga, cuando el volumen del trabajo está muy por debajo del necesario para mantener un mínimo de actividad en el trabajador. La infracarga se puede producir, también, cuando las actividades de la tarea están por debajo de la capacidad profesional del empleado, o cuando hay poca variedad de tareas y éstas monótonas y aburridas.

Otros factores que van a producir estrés son la ambigüedad de rol en la empresa, el excesivo control por parte de los superiores, la falta de formación, el exceso de responsabilidad, o la inseguridad laboral. También unas "defectuosas" relaciones personales pueden producir estrés, pudiendo en este caso dar lugar a mobbing.

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