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Narbona sostiene que la sequía valida la derogación del trasvase del Ebro

García Antón replica que negar la solidaridad fomenta la autarquía

El País

Cristina Narbona, ministra de Medio Ambiente, y José Ramón García Antón, consejero de Infraestructuras, expresaron ayer posiciones diametralmente opuestas en torno a la forma de abordar la carencia de agua que ilustran el calado del enfrentamiento entre ambas administraciones. Mientras Narbona sugirió que la sequía pone en evidencia la escasa eficacia de una política hídrica sustentada en trasvases, García Antón replicó que es precisamente la falta de lluvias la que confirma la necesidas de conectar las cuencas.

"La sequía", declaró Narbona en Madrid, "confirma la validez de un enfoque basado en el aprovechamiento sostenible de los recursos hídricos de nuestro país, como es el Programa AGUA, donde se tiene muy en cuenta que los caudales de los ríos no son los que están detrás de los proyectos de trasvases e incluso de trasvases existentes como es el del Tajo-Segura"

"Con la situación de sequía en Aragón y Catalunya", siguió la ministra de Medio Ambiente, "si se hubiera tenido el trasvase del Ebro hubiera comportado como mínimo los mismos problemas que está comportando el trasvase Tajo-Segura".

La política del agua no puede depender, según Narbona, del caudal que lleva un río. "No estamos cerrados a los trasvases, pero cada cosa se tiene que decidir en un momento con la máxima racionalidad", dijo la ministra, "y un trasvase es una actuación que pone en contradicción entre la cuenca cedente y la receptora".

"Todo lo contrario", fue la réplica del consejero de Infraestructuras de la Generalitat desde Valencia. "Cuantos más problemas de sequía hay, más necesidad hay de que las cuencas grandes, con importantes volúmenes de agua, estén comunicadas con las más deficitarias", argumentó García Antón. "Estos proyectos son de solidaridad y de cohesión territorial, son los que hacen comunidad, territorio y Estado, lo otro es la autarquía total", agregó.

Según el responsable de Infraestructuras, que no tiene competencias sobre Medio Ambiente, "Narbona está promoviendo, con el tema del Ebro, la gran falta de solidaridad entre Cataluña y la Comunidad Valenciana, problemas entre regiones". Al hilo de la polémica desatada en torno a la propuesta de cambio de trazado del trasvase entre el Júcar y el Vinalopó, García Antón añadió: "Como consecuencia de esto, si triunfa aquí la falta de solidaridad por qué no va a triunfar en Castilla-La Mancha o más local entre las comarcas La Ribera y del Vinalopó, que cada uno se apañe como pueda"

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La ministra, sin embargo, no se había opuesto frontalmente a cualquier tipo de intercambio de agua entre cuencas: "Este Gobierno no excluye el trasvase entre cuencas como una opción, pero sí pone el énfasis en que antes de tomar una decisión de ese tipo se tienen que agotar todos los medios para un uso razonable de los recursos de los que dispone cada zona de España, y eso es lo que pretende la directiva europea en materia de agua".

Pero antes de recurrir a los trasvases, Narbona explicó que deben conocerse al detalle las necesidades reales de cada zona: "Todavía desconocemos la mayoría de los detalles sobre los usos del agua en España, y antes de hablar de trasvasar agua de una cuenca a otra, será bueno que se sepa para qué se utiliza el agua", dijo la ministra de Medio Ambiente, que puso como ejemplo, precisamente, el territorio de la Comunidad Valenciana. "Queda mucho por hacer en modernización de regadíos", comentó Narbona, y preguntó: "¿Hay que pensar en un trasvase a Castellón ants de hacer en la provincia de Castellón todo lo que no se ha hecho y se puede hacer?". Entre otras cosas, la ministra sugirió explorar "acuíferos desconocidos".

El responsable de Infraestructuras de la Generalitat, admitió que "quedan cosas por hacer", pero defendió la gestión del Consell de acuerdo con el discurso oficial: "Hay que hacer una política seria del agua, una mejor gestión y esto es lo que venimos haciendo, hemos hecho más depuradoras que nunca, estamos con el mejor aprovechamiento de aguas residuales de toda España, estamos modernizando regadíos mejor y más que nadie..., y si además hay excedentes para trasvasar aquí y mejorar la situación, por qué no se tiene que hacer".

Directivas y tarifas

La política integral del agua que propugna la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, tiene una vertiente económica clave. La directiva europea de aguas obliga a repercutir el coste de las infraestructuras y el coste ambiental en el precio del agua, de modo que las tarifas del agua para regadíos se deben adaptar a la realidad en los próximos años. "Los ministerios de Medio Ambiente y Agricultura trabajarán cuenca a cuenca y cultivo a cultivo para modular hasta 2010 cuán rápido se acercan los precios a los costes y qué excepciones se harán en los cultivos que no podrían asumir un aumento de los costes del agua", explicó ayer Narbona.

"Toda España subvenciona de manera muy importante los costes del agua para la agricultura", añadió Narbona, "ir reduciendo esa subvención y hacerlo sin que los agricultores se encuentren en una situación imposible de asumir es la tarea que hay que llevar a cabo", indicó Narbona.

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