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Pantallas planas | GENTE
Columna
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Cómo crispan estos benditos

Estaba yo así, tan tranquilo, zapeando zen sin rumbo fijo por los telediarios sin crispación de estos días, mirando las pantallas en plan Warhol sentado en el vestíbulo del hotel, viendo subir y bajar famosos, cotilleando del look de las presentadoras y los presentadores. ¿Por qué el Milá sale ahora, en pleno verano, con corbata y tan envarado?; ¿son experimentos en probeta de 40 grados para ganar audiencia de invierno? Echo de menos a Ana Blanco en el Telediario de la siesta; ayer la he visto de lejos, en vivo y en directo (veranea aquí), y está guapísima, tan morena ¿cómo la pude llamar "gélida" cuando los funerales ventosos de Wojtyla? ¿A quién se parece la sustituta de Àngels Barceló?; ¿o no es la sustituta y los informativos de Telecinco sólo están de guardia, como yo, esperando que pase la calma chicha?; en todo caso, ¿a quién ficharán los linces de Berlusconi para seducir y acalambrarnos en el telediario estrella? Las chicas de CNN+ nunca fallan, ni en invierno ni en verano, aunque los estilistas del plató de Sogecable parece que les tienen manía en invierno y sobre todo en verano, con esa guardarropía fuera de temporada, tan poco sexy. Respecto a los de Antena 3, ¿ficharán para la próxima temporada crispante a viejos conocidos del Ente, o que podían haber trabajado en el Ente, o por fin inventarán algo nuevo en materia de rostros y formatos? Y hablando del Ente, ¿por qué ya no existen aquellas añoradas chicas de la era Calviño que tanto nos inspiraron mañana, tarde y noche, Ángeles Caso, Concha Campoy y Teresa Aranda? ¿Tan difícil es inventar mitos cuando se dispone de la más formidable máquina de fabricar mitos y estrellas?

Me despertó de mi sopor la noticia de las televisiones locales digitales bendecidas por Esperanza Aguirre

Estaba así de relajado, como hay que estar en agosto delante de los telediarios, cuando el músculo político duerme y la ambición mediática descansa, una bendición, y de repente me despertó de mi sopor la noticia amarilla de las televisiones locales digitales bendecidas por Esperanza Aguirre. La hemos jodido, me dije. Se acabó lo que se daba en ferragosto. Finito el zen.

El próximo invierno será altamente estresante y los telediarios de la temporada política alcanzarán cotas y cuotas de crispación jamás imaginadas. Y habrá que hacer dos cosas: o saquear las farmacias para abastecerse de Prozac y derivados, o largarse con viento fresco de Madrid, donde va a emitir de golpe y porrazo todo ese paquete de emisoras otorgadas digitalmente a la Cope, a los colaboradores de la Cope, a los discípulos y numerarios de la Cope, sin olvidar a los plagiarios espontáneos de la Cope, aunque no tengan puta idea de televisión. Lo cual convierte al "tal Blázquez" de la Conferencia Episcopal, que no ha puesto ni un euro en toda esta fusión digital, en discípulo aventajado de Murdoch y Berlusconi, también vaticanizados, por cierto.

Bien, me digo, huyamos de la Comunidad de Madrid hacia la periferia y así tendremos los telediarios en paz y sin crispación, que es, según creo, uno de los privilegios de la Unión Europea (tendenciosidad cero en el espacio público: primera enmienda de la Constitución de los EE UU; ningún privilegio informativo de signo religioso: Constitución de la UE) y veamos cómo diablos logramos sobrevivir sin ese estrés rompecojones de exclusiva fabricación casera, católica, catódica y maniquea.

Pero la huida de Madrid no es suficiente. El muy crispante lobby de la Cope se extiende como pulpo misionero por todas las provincias del reino y su muy concreta obra mediática, crispar, no tiene fronteras federales. Y aunque los informativos de las televisiones estatales, privadas, regionales o locales no pertenezcan a la Red (mayúscula no gratuita ni metafórica), actúan en red en casi todos las news del Estado y sus periferias en las que están infiltrados en plan trotskista.

Última reflexión estilo Warhol: ¿de dónde han sacado los católicos militantes, especialmente los comunicólogos graduados en esa Universidad de Navarra y sus infinitos masters en Comunicación, que la crispación telediaria es buena, da votos, cuando precisamente aquí se ha demostrado que las pantallas planas (zaplanas) son capaces de perder las elecciones aunque exista un fifty-fifty antropológico que no lo desequilibra ni Dios? También en este país las elecciones las pierden o las ganan los indecisos, como en cualquier espacio político de simetría bilateral y rotatoria, vale, pero los indecisos, como su propio nombre indica, son justamente los ateos de la crispación.

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