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ETA coloca una bomba en la empresa de un ex dirigente del PNV

ETA dio ayer un paso más en su campaña de acoso a los empresarios extorsionados por el impuesto revolucionario al colocar una bomba en la empresa de un ex dirigente del PNV, situada en Gernika (Vizcaya). La bomba, que hizo explosión sobre las dos de la madrugada, ocasionó pequeños desperfectos en la oficina de la compañía.

El comando terrorista, presumiblemente el mismo que colocó el pasado 12 de julio las cuatro bombas contra la central eléctrica de Boroa en Amorebieta (Vizcaya), puso el artefacto en el exterior de las oficinas Construcciones Intxausti. La deflagración ocasionó un pequeño incendio y reventó los cristales de la oficina, así como algunos otros de un inmueble colindante a la empresa, propiedad del ex dirigente del PNV Karmelo Intxausti. Tras la explosión, los agentes de la Ertzaintza desalojaron a los vecinos de esa vivienda como medida preventiva ante la posibilidad de que hubiera más artefactos.

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La Ertzaintza desactiva un artefacto colocado en una sede del PSE en Vizcaya

Intxausti es un conocido miembro del PNV que en su día formó parte de la ejecutiva peneuvista en Vizcaya y fue edil en Gernika. En la actualidad, no ostenta ningún cargo interno, aunque forma parte del patronato de la Fundación Sabino Arana, del PNV. Esta fundación se sumó a las condenas llegadas desde todos los partidos, patronales y sindicatos, salvo los encuadrados en el mundo abertzale que no condena a ETA.

El sindicato nacionalista ELA condenó el ataque y recalcó que la "estrategia de coacción" de los terroristas es rechazada por los trabajadores. La patronal vasca, Confebask, condenó el sabotaje y destacó que afecta a "intereses y colectivos cuyo único objetivo es trabajar por el progreso de esta tierra con plena responsabilidad y compromiso". La junta de Portavoces del consistorio de Gernika condenó el atentado y expresó su convencimiento de que "la resolución del conflicto sólo puede asentarse sobre bases democráticas, desde el diálogo".

Autobús calcinado

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El Gobierno vasco condenó el atentado y los ataques de violencia callejera que se han producido en las últimas horas en Euskadi tras la muerte en un accidente de coche en Francia del etarra Imanol Gómez González. La Ertzaintza se enfrentó a los radicales para intentar que San Sebastián recobrara la calma, después de que un grupo de encapuchados dejara calcinado con cócteles mólotov un autobús de línea, valorado en 133.000 euros. El Ejecutivo aseguró que el camino de las bombas y la violencia callejera no conduce a ninguna parte: "La normalización política vendrá por la vía del diálogo multipartito multilateral".

Los investigadores policiales tienen la certeza de que las personas que colocaron ayer la bomba son los mismos que atentaron contra la central térmica de Boroa. Las primeras investigaciones de la Ertzaintza señalan que los terroristas emplearon el mismo tipo de explosivo en ambos casos: una pequeña carga de cloratita. Más de la mitad de los atentados de ETA en 2005 tienen relación con la campaña de cobro del chantaje etarra.

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