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Crítica:DANSA VALÈNCIA | Extractes 1
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Ella bailaba boleros

He aquí dos piezas de apenas media hora, extractos quizás de proyectos mayores, de desigual interés. La primera es una burla a conciencia del papel que la mujer juega en un montón de letras de boleros, por más que el género tenga sus sesudos amantes entre multitud de varones feministas. Aquí se cachondean de todo eso, tanto en las versiones cantadas de esos boleros de postín como en la puesta en escena de tres bailarinas, más la que hace de cantante, que siguen la letra con sus movimientos o la destrozan con sus guiños, incluyendo alguna que otra reconstrucción del continuo escénico que a veces tiene mucha gracia. En resumen, lo que todo esto viene a decir, a manos de cuatro mujeres, es que no son como creemos, tampoco como no creemos, y que se divierten poniendo en solfa tanto lo que creemos como lo que no. Y, de camino, se comen un melón, que no es exactamente un marrón. Ingeniosa, divertida, irónica y brillante en muchos de sus pasajes.

Esperando-T

Creación colectiva de Crisis DT-Teatre de l'Ull. Intérpretes, Amparo Fernández, María Almudéver, Jessica Pons, Cristina Fernández. Iluminación, Ximo Díaz. Escenografía, Ricardo Maldonado. Texto, Ana Gomis, Amparo Fernández. Música, Fernando Granell, Cayetano y Luis Tamarit. Coreografía, Cristina Fernández. Dirección, Pep Ricard. Teatro Talía. Valencia.

Cañas y barrio 2

Por Obert Dansa. Idea, interpretación, concepto escénico y vestuario, Mónica Real, Cora Mateu. Iluminación, Ximo Díaz. Mezcla musical, Pablo Bosch. Dirección de la compañía, Anna Extremiana. Teatro Talía. Valencia.

Algo muy distinto es Cañas y barrio 2. Primero, porque se toma más en serio. Y después porque constituirse en testimonio, incluso oral, de una militancia entre ecológica y enraizada en los movimientos sociales del tipo de salvemos la huerta, etcétera, un material muy digno pero escasamente coreográfico, que en ocasiones incluso transgrede su punto de partida con alusiones y figuraciones más próximas al sadismo de un cierto cabaret que a otras consideraciones escénicas. Es, con todo, un apunte interesante.

Ya al anochecer, Damián Muñoz y Jordi Cortés ofrecieron, en L'Altre Espai, Ölelés, una coreografía inspirada en la novela del húngaro Sándor Márai El último encuentro, donde la luz que separa el final del día del principio de la noche sirve de metáfora para un duelo simbólico entre dos personajes que muestran sus deudas antiguas y los rescoldos de una amistad herida de muerte por los avatares del tiempo, en el contexto de una pasión devastadora y enfermiza. El programa de mano señala que, en húngaro, ölés y ölelés (matanza y beso) tienen la misma raíz. Pues eso.

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