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Reportaje:

Freire gana la Tirreno-Adriático

El campeón mundial, líder del UCI-ProTour, logra su primera vuelta de una semana

Carlos Arribas

"Parecía que iba en moto", les decía Óscar Freire a sus compañeros de equipo tarde tras tarde de una semana, la última, en la que exhibió ante el pelotón lo mejor de su arte, su madurez plena como ciclista; en la que ganó la primera vuelta de una semana de su carrera, la Tirreno-Adriático. Ocurrió en el centro de la península Itálica, ante los mejores sprinters. Ocurrió en vísperas de la Milán-San Remo, el próximo sábado, la classicissima, la primera gran clásica del calendario, la carrera que ya ganó en 2004. Es el tercer ciclista español que inscribe su nombre en la Tirreno-Adriático. El primero fue, en 1991, el también cántabro Herminio Díaz-Zabala. Le siguió, en 2000, Abraham Olano.

Si Freire, de 29 años, se veía tan bien que pensaba que iba en moto, sus rivales, a los que dejaba congelados en el momento de empezar a levantar los brazos para proclamarse ganadores de etapas -como a Ángel Vicioso en el repecho de Tivoli o a Laurent Brochard en Torricella-, lo veían estupefactos.

El tricampeón del mundo se impuso en tres llegadas y en varias metas volantes, lo que le dio la suficiente renta de bonificaciones para tomarse ayer con tranquilidad la última etapa, en la que su gran rival, el italiano Alessandro Petacchi, logró su segundo triunfo parcial. "Ya tenía ganada la carrera y no quise arriesgarme a una caída en el sprint", dijo Freire. "El gran favorito para San Remo es Freire", declaró Petacchi, un sprinter que cuenta con todo un equipo para lanzarle en las llegadas, que este curso ya lleva 11 victorias y que ha mejorado grandemente su prestación en las subidas.

Gracias a los tres triunfos de etapa y a los 50 puntos añadidos por la victoria en la clasificación general, Freire es el nuevo líder del UCI ProTour, con 53 puntos, por delante de Bobby Julich, el ganador de la París-Niza, con 50; Petacchi, con 43, y Alejandro Valverde, segundo en la París-Niza, con 41. Pero ni el baremoni la obligación de lucir un maillot blanco distintivo por tal honor hacen felices a los corredores. "La victoria de etapa sólo vale un punto aquí y tres puntos en el Tour", dijo Petacchi; "así que vale más quedar octavo en esta carrera, sin necesidad de destacar, lo que da 10 puntos, que ganar tres etapas en el Tour (9). Me parece absurdo". Y Freire, a quien nunca le ha entusiasmado el concepto del ProTour, añadió: "Me obligarán a correr la San Remo con el maillot del ProTour, pero yo la quería correr con el arcoiris de campeón del mundo, que tiene más valor, más respeto".

Óscar Freire, con el trofeo de la Tirreno-Adriático.
Óscar Freire, con el trofeo de la Tirreno-Adriático.EFE

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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