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FÚTBOL | Vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones

Laporta hace catalanismo en Londres

Joan Laporta aprovechó su visita a Londres para hacer patriotismo catalán. Invitado por la prestigiosa London School of Economics, el presidente del Barcelona dio un repaso a la historia del club. El tono cansino de su disertación, plagada de referencias de difícil comprensión para el público, se agravó por su decisión de dirigirse a la audiencia en catalán. Aunque tuvo la prudencia de repartir una traducción al inglés de su discurso, los organizadores -esperaban que utilizara el inglés o el castellano como unos días antes Jordi Pujol, ex presidente de la Generalitat, en el mismo escenario- no se enteraron hasta ayer mismo por la mañana de que su conferencia sería en catalán.

Superada la fase histórica, Laporta se sumergió en una sopa de cifras para demostrar su excelente gestión económica: crecimiento de los ingresos gracias al estadio -entradas y uso de instalaciones-, al aumento de socios, a los derechos de televisión y al merchandising y reducción del gasto mediante un sistema salarial que combina un fijo con bonos en función de los resultados. Eso ha permitido al Barça pasar del puesto 13º al séptimo en la lista de los clubes europeos con más ingresos. No dijo que el Madrid es el segundo, sólo superado por el Manchester.

Advirtió, eso sí, que los ingresos del Manchester parecen estancados e interpretó ese dato como un indicio de que el mercado europeo tiene un límite y que hay que ampliar el negocio a Asia y Estados Unidos. Entre sus propuestas está crear escuelas de futbolistas -como la que está erigiendo en Monterrey, México- y proyectos conjuntos con equipos locales para captar a la afición.

Provocando una explosión de risa entre la concurrencia, el representante de un pequeño club inglés se sumó a la idea: "Dentro de un mes vamos a jugar un partido a Calella y le propongo que nos preste a Ronaldinho y Deco", bromeó, pero no parece que Laporta se apercibiera de la ironía.

Laporta, que definió al Barça como "un club catalán progresista y valedor de los principios democráticos, que defiende el civismo, la catalanidad y la universalidad", rechazó las críticas de otro asistente, que le acusó de "mezclar fútbol y política de la misma manera que Hitler, Mussolini y Franco".

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