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CRÓNICAS DEL SITIO
Columna
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Mitos

La semana pasada les hablé del documental de la BBC que mostraba la evolución convergente entre los neoconservadores norteamericanos y los radicales islamistas. Entre nosotros también han sucedido fenómenos similares de creación recíproca de enemigos míticos.

El nacimiento de ETA no fue la respuesta a una pérdida de libertades como creyeron sus fundadores. sino más bien lo contrario. A finales de los años cincuenta estaba comenzando la modernización del régimen. El generalísimo destituyó a varios ministros falangistas reemplazándoles por tecnócratas católicos. La gente a vivir con más desahogo. Y es en esa nueva situación cuando unos estudiantes universitarios bilbaínos descubrieron que sus valores ancestrales estaban gravemente amenazados. Y encontraron el franquismo insoportable cuando estaba empezando a declinar. No pensaron que la modernidad acabaría con la vieja España que Franco representaba. Al contrario, igual que Sabino Arana setenta años antes, vieron en esa modernidad la mayor de las amenazas.

Cuando los primeros etarras se lanzaron a anunciar la buena nueva de su nacimiento pintando gora Euskadi en las paredes, su rebelión habría pasado desapercibida para una población que aspiraba a unas vacaciones en el extranjero y a comprar un Seiscientos. Pero entonces un grupo de personas creyó en ellos.

Eran los falangistas despedidos del gobierno y atrincherados en los sindicatos verticales, la prensa del movimiento y la brigada político-social. En sus periódicos -de la tarde- empezaron a alertar en grandes titulares de esa gravísima amenaza: "ETA. Terrorismo separatista vasco". Era su manera de reprochar a Franco: "Nos abandonas por otros cuando España más nos necesita".

Para el amor se necesita que el otro crea en ti. Para el odio también. Aquellos etarras encontraron enfrente a unos pocos muy interesados en reconocerles como poderosos enemigos. Que hicieron de ellos un mito en el que los propios etarras no creían. Hoy vuelve a suceder algo similar. ETA lleva más de dos años sin poder matar a nadie. Que no es poco, cuando es lo único que sabían hacer. No matan por debilidad organizativa, porque la policía les detiene antes y porque matar a granel rompería el delgado hilo que aún les une con los otros nacionalistas.

Pero frente a ellos está surgiendo una ideología a la derecha del PP que construye cada día una amenaza mítica formada por terroristas vascos e islamistas compinchados con socialistas, grupos mediáticos, lesbianas, abortistas e inmigrantes sin papeles. Todo ello "perfectamente organizado" desde la sombra. Lo peor de esta gente es que tienen prisa, porque creen que se les acaba España. Y lo mismo que hace medio siglo, la mayoría de la población se preocupa hoy de otras cosas, lo que a mi juicio demuestra no solamente complacencia y dejadez, que también, sino una cierta sabiduría para protegernos de tanta vocación de profeta iracundo que, ésta sí, nos amenaza.

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