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Sevilla acoge una exposición de James Ensor, precursor del expresionismo y el surrealismo

La muestra hace hincapié en los vínculos del pintor belga con la tradición española

"Hay que crearse una ciencia pictórica personal y vibrar ante la belleza como ante la mujer que se ama", escribió el pintor y grabador belga James Ensor (Ostende, 1860-1949). Ensor fue un precursor del expresionismo y el surrealismo. Su pintura alcanza una de las cumbres del siglo XX y enlaza con una tradición en la que brillan El Bosco, Brueghel y Goya. La sede central de Caja San Fernando acoge desde ayer en Sevilla la exposición De noche cartografiaba mis sueños, en la que se pueden contemplar casi un centenar de obras de Ensor.

Óleos, dibujos, grabados y litografías sobre papel del artista belga y otros pintores relacionados con su trayectoria integran esta muestra, que permanecerá abierta en la plaza de San Francisco hasta el próximo 3 de abril. De noche cartografiaba mis sueños es una coproducción de Caja San Fernando y Caja Duero. La muestra está compuesta por piezas procedentes del Koninklijk Museum voor Schone Kunsten de Amberes y del Museum voor Schone Kunsten de Ostende.

La muestra describe las diferentes etapas que atravesó el arte de Ensor. Además, la exposición recalca los vínculos que mantuvo el artista belga con la tradición española. Ensor fue amigo del pintor Darío de Regoyos, del que se incluye un retrato.

"En 1883, James Ensor le dijo a su amigo Darío de Regoyos que tenía la esperanza de viajar a España para ver las obras de Velázquez y Goya. Nunca llegó a viajar a España", relató el comisario de la exposición Herwing Todts. La muestra presenta "una especial atención a la relación de Ensor con España", agregó Todts. El comisario de la exposición definió a Ensor como "un pionero de la modernidad del siglo XX".

La muestra recoge algunos de los últimos grabados de Goya junto a los de Ensor, lo que permite apreciar la inextricable relación de ambos artistas. No en vano ambos pintores se adentraron, con un siglo de distancia, en los meandros del terror y la perversión, en escenas de carnaval, con máscaras y seres diabólicos.

Una de las joyas de la exposición es el célebre cuadro Pintura de esqueleto (1896). Se trata de un autorretrato en el que Ensor se representa como un esqueleto. Calaveras con un pincel entre los dientes observan al artista. Otra de las joyas es Cristo calma la tempestad (1891).

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