El asesinato del ex primer ministro libanés Hariri coloca a Siria bajo sospecha
Un potente coche bomba segó ayer la vida de Rafik Hariri, ex primer ministro de Líbano, que dimitió el pasado mes de octubre en desacuerdo con la injerencia de Siria en el país. Otras nueve personas murieron en un atentado que recordó a la población de Beirut los peores años de la guerra (1975-1990). Tras su dimisión, Hariri había aumentado las declaraciones antisirias y planeaba regresar a la política en las próximas elecciones de mayo. El Gobierno estadounidense -que ha advertido a Siria por su supuesto apoyo al terrorismo- condenó el atentado y pidió de nuevo la retirada de los 15.000 soldados sirios de Líbano para que este país viva en libertad.
Francia exigió una investigación internacional. Tras el atentado, el ex ministro libanés Marwane Hamadé y otros diputados de la oposición acusaron directamente a Damasco.