Los Mossos d'Esquadra desalojan por sorpresa L'Hortet, un edificio 'okupado' de L'Hospitalet
Los Mossos d'Esquadra tomaron ayer por la mañana L'Hortet, uno de los edificios emblemáticos del movimiento okupa de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelonès). No fue un desalojo al uso, por cuanto no tuvieron que sacar a sus cinco moradores, sino que no las dejaron entrar de nuevo: los más de 40 agentes, llegados en siete furgonetas, se presentaron a las diez de la mañana, una hora en la que los cinco okupas ya habían salido de la casa para sus quehaceres diarios.
L'Hortet es un edificio de tres plantas ubicado en un solar de 1.780 metros cuadrados, la mayoría ocupados por un huerto de hortalizas que cultivaban vecinos del barrio, en la confluencia de las calles de Santa Eulàlia y de Jacint Verdaguer. El desalojo fue ordenado el miércoles por el Juzgado de Primera Instancia número 2 de L'Hospitalet. El de ayer fue el tercer intento: en los dos anteriores, los mossos se habían encontrado con los ocupantes atrincherados, algunos de ellos incluso plantados en el huerto de cintura para abajo. Para evitar incidentes, los agentes desistieron en ambas ocasiones. Por ello, el tribunal no comunicó la orden de desalojo de ayer a los okupas.
Los mossos entraron en el edificio tras romper con mazas y cizallas la puerta de la calle de Jacint Verdaguer, y bajaron en mochilas y carros de supermercado los aperos y las pertenencias de los que allí vivían a la calle, donde ya se había concentrado un pequeño grupo de okupas. Una de las residentes del edificio se lamentaba al no encontrar sus libros del instituto. Después abrieron las dos grandes puertas de la calle de Santa Eulàlia, por donde entró una máquina excavadora, que acabó con el huerto y los cuatro árboles del solar. Para evitar ocupaciones futuras, la piqueta tiró abajo el suelo de los tres pisos del edificio, del que sólo quedó la fachada, que será derruida en los próximos días.
La casa estaba okupada desde el 18 de enero. Hace unos meses acogía a una veintena de habitantes, pero el miedo al anunciado desalojo había reducido la comunidad a cinco jóvenes, de entre 20 y 34 años. Hace poco sufrieron ataques de skins, que acabaron con un okupa acuchillado y lanzamientos de piedras a las ventanas.Desde entonces vivían en la parte trasera del edificio.
Su huerto comunitario, donde se plantaban patatas, cebollas, zanahorias y pimientos, se hizo célebre en el barrio. Según afirman los desalojados, a todos los vecinos interesados se les asignaba una parcela. Dos ancianos acudían a diario para cuidarlo y tomar el sol bajo una sombrilla. A menudo se organizaban comidas sociales con los productos, a un precio de 2 euros.
'Zona verde'
Buena parte del barrio denunciaba ayer la especulación que rodea al edificio. Éste albergó durante décadas y hasta hace ocho años la Hortícola Catalana, un vivero de árboles. Según un portavoz de los okupas, la empresa Nova Reus, propiedad de Ramón Casals, compró en abril de 2003 por apenas 632.000 euros los 1.780 metros cuadrados, que desde tiempo inmemorial estaban catalogados como zona urbana en transformación a zona verde. "Cuando llegué al barrio hace 30 años me dijeron que estaban a punto de construir una zona verde", recordaba ayer un anciano. Poco después de la compra, denuncian un representante vecinal, el Ayuntamiento de L'Hospitalet presentó una propuesta de recalificación como suelo urbano a la Generalitat, que la aceptó. Según el proyecto presentado, en el solar se construirán varios locales comerciales, 24 viviendas y dos plantas subterráneas de aparcamiento. Los vecinos, que aspiraban a disponer de zonas verdes y viviendas públicas, calculan que cada piso costará poco más de lo pagado por Casals por todo el inmueble. Casals rehusó hacer declaraciones a este diario.
La jornada del desalojo terminó por la tarde con una manifestación de protesta. Unos 60 jóvenes se concentraron delante de L'Hortet a las 19.00 horas y se dirigieron hasta las puertas del Ayuntamiento de L'Hospitalet por la calle de Santa Eulàlia. En el trayecto mancharon con pintura blanca las fachadas de negocios relacionados con la construcción o el alquiler de viviendas y arrojaron ante el Ayuntamiento cuatro sacos de estiércol. Tras leer un comunicado, vigilados por unos 50 agentes antidisturbios, la concentración se disolvió pasadas las 22.00.
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