Maljkovic engrasa la máquina

Apenas transcurrido un mes y medio de la temporada, Bozidar Maljkovic se ha ganado bien el sueldo: no sólo ha engrasado la maquinaria pesada del Real Madrid, también le ha imbuido de competitivad -con su política de rotaciones en la que todos caben- y de hambre de victoria, un sentimiento que muchos daban por olvidado. Si no le pierde la concentración, cómo le sucedió en su traspié casero ante el Cibona, el equipo es imparable.

El Prokom fue una víctima digna que cometió el error de retar a los madridistas en campo abierto, en vez de optar por una guerra de guerrillas. A la velocidad jugada, con transiciones rápidas y posesiones que apenas superaban los 15 segundos, las torres y peones de Maljkovic confirmaron dos de la virtudes del colíder de la ACB: la impermeabilidad de su defensa -obligando a los polacos a abusar del perímetro con pocas garantías de éxito- y lo bien que exprimen las debilidades del contrario. Los locales Jagodnik y Pacesas fueron los únicos que tiraron del carro hasta que el Madrid tableteó sin compasión desde la línea de tres al filo del descanso.

Con Bullock haciendo suyo el dicho de que no hay dos por tres, después de sus exhibiciones ante el Tau y el Lleida, y bien secundado por Fotsis -encomiable en las contras y tirando tapones- y por un Herreros (17 puntos) que empezó fatal y acabó mejorando ostensiblemente su porcentaje en el tiro exterior (5 triples de 12 intentos), nadie añoró la dirección del lesionado Bennet.