_
_
_
_
_

El brasileño Serginho, del São Caetano, muere tras desplomarse en un partido

El futbolista, de 30 años, tenía problemas cardiacos, según sus compañeros, pero el club lo niega

Juan Arias

El futbolista brasileño Paulo Sergio de Oliveira, de 30 años, conocido como Serginho, falleció a las cuatro de la madrugada del jueves (23.00 del miércoles en Brasil) en un hospital de São Paulo en el que ingresó tras sufrir una parada cardiorrespiratoria durante el partido entre su equipo, el São Caetano, y el São Paulo, correspondiente a la 38ª jornada de la Liga brasileña. Tras desplomarse sobre el césped, Serginho recibió la asistencia de los médicos, que le mantuvieron con vida hasta que una ambulancia le trasladó al hospital, donde falleció poco después de su ingreso.

Más información
El corazón del misionero
Las muertes de Feher y Foé, otros casos recientes
Serginho tenía "una familia para sustentar"

Según indicaron algunos de sus compañeros, Serginho padecía de problemas del corazón. Así lo reconoció el portero del equipo, Silvio Luiz, que matizó que el fallecido desconocía la gravedad de su dolencia. "Sabíamos lo que estaba pasando, ya que él se había realizado exámenes y nos contó que tenía alguna cosa en el corazón. Pero él mismo decía que las porbabilidades de que le ocurriera algo eran del uno por ciento. Desgraciadamente, sucedió", relató Silvio Luiz entre llantos, acompañado de algunos otros futbolistas. Poco después, la directiva del São Caetano negaba que existieran esos problemas de corazón.

Se iba a cumplir la hora de juego en el encuentro que enfrentaba al São Paulo y el São Caetano, en el estadio paulista de Morumbí, cuando Serginho, que se encontraba guardando su defensa, lejos de la zona donde se desarrollaba el juego, cayó fulminado sobre la hierba. Junto a él acudieron compañeros y rivales quienes, conscientes de la gravedad de la situación, avisaron a las asistencias.

Los médicos le practicaron la respiración boca a boca y un masaje cardiaco, y consiguieron mantenerle con vida. "La situación era crítica, porque tenía una parada cardorespiratoria", indicó Marco Aurelio Cunha, médico del São Paulo, que acudió a auxiliarle. "No tenía pulso periférico y respiraba con dificultad", añadió. Serginho llegó aún con vida al hospital São Luiz de São Paulo a las 22,05 (hora local), donde los doctores no pudieron hacer nada por salvar su vida. Poco antes de la once, Serginho fallecía.

El fallecido, que cumplió 30 años el pasado día 18, era considerado por delanteros de la talla de Romario y Luiz Fabiano como uno de los defensas más duros del fútbol brasileño. Estaba casado y era padre de un niño de cuatro años.

El Brasil futbolístico quedó conmocionado con la muerte del jugador. Las televisiones repitieron las imágenes del suceso, en las que se veía a Serginho con los ojos idos, la boca abierta, asistido por los doctores, mientras sus compañeros del São Caetano y los jugadores rivales se ponían a rezar en el césped, algunos arrodillados, todos llorando. La sobrecogedora escena era acompañado de los cánticos del público, que coreaba incansable el nombre de Serginho.

Mientras éste era trasladado al hospital, el árbitro del encuentro, Cleber Welington, se reunía con los capitanes y decidía suspender el partido "por falta de condiciones psicológicas", según indicó. En ese momento el resultado era de empate a cero.

Fue el presidente del São Caetano, Nairo Ferreira de Souza, quien anunció la muerte del futbolista. Poco después, el portero del equipo, Silvio Luiz, hacía públicos los problemas de corazón que sufría Serginho (1,82 de estatura y 83 kilos de peso), declaraciones que fueron inmediatamente desmentidas por su presidente: "No tiene problemas de corazón", comentó resolutivo. "Podían ser otros problemas, pero nada de corazón. Siempre se hacen exámenes, porque es una rutina del club. Puede haberse visto algún tipo de alteración, pero nada suficiente para llegar a esto". Y añadió: "Ha sido una pena, pero si Dios lo dispuso así, no hay nada que hablar".

En la polémica intervino Mario Sergio, ex técnico del São Caetano, quien declaró, sin medias tintas, que el club sabía que el jugador tenía problemas de corazón. "Él mismo me había pedido que le aconsejera un buen cardiólogo", dijo ayer.

Los restos mortales del jugador fueron velados en Coronel Fabriciano, en Minas Gerais, donde Serginho había comenzado su carrera de futbolista.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_