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Entrevista:SHIN YONG MOON | Jefe del grupo coreano de clonación de embriones humanos

"Mientras no avancemos en células madre, que nadie me hable de terapias"

E n febrero pasado la comunidad científica internacional se vio sorprendida por el anuncio en la revista Science de la clonación de 30 embriones humanos de los que se habían obtenido células madre. El artículo, publicado por los investigadores coreanos Woo Suk Hwang y Shin Yong Moon, ambos de la Universidad Nacional de Seúl (Corea del Sur), venía a ser la primera receta más o menos precisa de cómo transferir el material genético de una célula somática adulta a un óvulo con un éxito relativo en humanos (cercano al 30%) y la posterior derivación de células madre. Desde entonces, dice Moon, los experimentos "se han detenido" a la espera de que un nuevo marco legal en su país permita retomarlos. Moon participó la semana pasada en Barcelona en un acto organizado por Novartis sobre los detalles de su experimento y su impacto social.

"La clonación humana con fines reproductivos debe prohibirse taxativamente"
"El siguiente paso es verificar que es posible aplicar la técnica en células humanas"

Pregunta. ¿Qué ha ocurrido desde que se publicó su trabajo en Science?

Respuesta. En un plano estrictamente científico tenemos que ver qué ocurrirá si introducimos variantes en nuestra técnica. El experimento se basó en algo parecido a un trasplante autólogo, es decir, transferimos el núcleo de una célula somática al óvulo de una misma mujer. Necesitamos transferir la carga genética de líneas celulares de hombre para comprobar si la técnica empleada es válida. Éste sería el paso inmediato.

P. ¿No han iniciado todavía este tipo de experimentos?

R. Este último año, el Parlamento coreano ha aprobado una ley sobre bioética y seguridad según la cual para realizar nuevos experimentos se precisa de un permiso especial del Gobierno. La ley entrará en vigor en enero de 2005. Hasta entonces no podemos reanudar el trabajo.

P. Es decir, sentaron un precedente que obligó a redactar una ley.

R. Cuando hicimos el experimento no había ninguna regulación. Pero en Corea del Sur llevamos tres años de intenso debate sobre esta cuestión. En las discusiones participaron científicos, organizaciones no gubernamentales, representantes de distintos credos religiosos, abogados, políticos... Al final de ese debate hemos llegado a una opinión coincidente: la investigación en células madre debería permitirse, pero la clonación humana con fines reproductivos debe prohibirse taxativamente. En lo que respecta a la clonación terapéutica para la obtención de células madre, lo que se pretende es que se efectúe bajo control de una o dos instituciones en el país supervisadas por una junta ética y siempre de acuerdo con una reglamentación muy estricta.

P. Decía que el próximo paso será, presumiblemente, repetir el experimento a partir de células somáticas de hombres. ¿Por qué?

R. Debido a la técnica empleada, se cuestionó que el éxito fuera debido a la propia técnica y no a una división partenogenética. Luego ofrecimos evidencias de que no fue así, de que la técnica empleada daba los resultados que mostrábamos. Superado este estadio, hay que ir al siguiente, que es verificar que es posible aplicar la técnica tanto en células procedentes de hombre como de mujer. Creo que lograremos demostrarlo muy pronto.

P. Si lo logran se dará un paso fundamental: obtener los embriones. Pero luego queda lo de verdad, derivar las células madre y diferenciarlas. ¿En qué situación se encuentran sus estudios?

R. Es más complicado de lo que usted plantea. La investigación de células madre obliga a cumplir distintos parámetros. El primero es conseguir el material de origen. Luego hay que aislar las células madre embrionarias, conseguir que proliferen para inducir su especialización (cardiomiocitos, neuronas, epiteliales...), aislar las distintas formas obtenidas y transportarlas al paciente. Después del trasplante todavía hay que verificar que estas células funcionan en el cuerpo del paciente, es decir, ejecutan la función precisa en el órgano o tejido al cual se han trasplantado y confirmar que pueden vivir tanto tiempo como el propio paciente.

P. De todos estos pasos, ¿en cuál se encuentran ahora mismo?

R. Estamos todavía en la fase de microscopio, en tratar de entender qué ocurre en los primeros estadios. Para empezar a hablar de posibles terapias necesitamos antes conseguir muchas células, y estamos lejos todavía de esta segunda etapa.

P. Por tanto, hablar de terapias sería demasiado aventurado.

R. Hay que ir superando etapas. En un momento dado creíamos que si obteníamos células madre embrionarias de ratones ya no necesitaríamos ovocitos. No tenemos ni tan siquiera esta evidencia.

P. No lo entiendo. Si se está tan lejos, ¿por qué hubo tanto ruido en su presentación de febrero pasado?

R. Lo que hicimos fue describir una nueva técnica que permite extraer el ADN del núcleo de una célula somática sin causar daño a su citoplasma. Conseguir una técnica así lleva tiempo. Pero es cierto, hubo reacciones exageradas.

P. ¿Qué opina de los trasplantes efectuados hasta la fecha?

R. Llevamos más de 20 años haciendo experimentos con células madre embrionarias de ratones, y lo que hemos aprendido es que son muy distintas de las humanas. Por ejemplo, en ratones se pueden separar en células individuales con relativa facilidad, cosa que no ocurre con las humanas, que crecen al clonarse formando cúmulos celulares. De ahí que la transferencia genética y la posterior diferenciación sean muy dificultosas, y el nivel de eficacia, muy bajo. Si ambos tipos de células se comportaran igual, tendríamos este problema resuelto.

P. ¿Qué otras implicaciones tienen estas diferencias?

R. Las células que hemos conseguido derivar no sabemos si cumplen con la función que les correspondería. Por ejemplo, aunque se haya logrado algo parecido a las neuronas que segregan dopamina, algo que sería fundamental para la enfermedad de Parkinson, tras el trasplante no tenemos evidencia de que efectivamente lo hagan. Ocurre, y muy bien, con modelos animales, pero todavía no se ha visto en humanos. Hay quien piensa, no obstante, que pronto se obtendrá una respuesta positiva. Por otra parte, la cantidad de líneas celulares con las que estamos trabajando es demasiado reducida. En ellas aparecen muchas anormalidades cromosómicas que las hacen inviables para cualquier aplicación futura. Finalmente, son muchos los científicos que todavía creen que trabajar con células humanas y de ratón es equivalente. Aunque el trabajo con ratones continúa siendo esencial, su comportamiento es muy distinto. No deben confundirse los resultados.

P. ¿Y qué piensa del potencial de las células madre adultas?

R. Sabemos que en el cuerpo humano tiene que haber células madre adultas, pero es muy difícil encontrarlas y aislarlas, excepto con las de médula ósea

[células progenitoras hematopoyéticas]. Se buscan células nerviosas, mesenquimales..., pero no podemos recogerlas. Por otra parte, si el paciente tiene 70 años, es muy probable que sus células tengan también una cierta edad. Aunque las pudiéramos captar, ¿cómo diferenciarlas de las jóvenes? Hay que seguir investigando, pero sin abandonar ninguna opción.

P. Como conclusión: ¿estamos muy lejos de cualquier sitio todavía?

R. Estamos empezando. El futuro debe esperar. Mientras no avancemos, por favor, que nadie me hable de tratamientos.

El investigador Shin Yong Moon, la semana pasada en Barcelona.
El investigador Shin Yong Moon, la semana pasada en Barcelona.CARMEN SECANELLA

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