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Tribuna:DESDE MI SILLÍN | VUELTA 2004 | Decimosexta etapa
Tribuna
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Zánganos

Íbamos como de costumbre en la cola del pelotón, y me ha dicho Laiseka (otro habitual): ¿te has fijado por dónde acabamos de pasar?: ¡el puerto del Zángano, ya ves! Y sí, yo me había fijado, pero como se suele decir, el cartel lo había visto, pero no lo había mirado. Después de explicarle y traducirle la curiosidad a Quinziato, un amigo italiano que andaba por allí, me he puesto a divagar mientras pasaban los kilómetros (quizás tal vez para eso). Supongo yo que habrá alguna historia circulando por ahí para llamar de esa manera a esta subidita, pero no se hubiesen equivocado mucho sus fundadores si hubiesen esperado hasta el día de ayer para bautizarlo a nuestro paso. Ah, lo aclaro; al paso del pelotón, no de los escapados. Además, en un primer momento pensé que sería más apropiado los zánganos, pero luego me di cuenta de que no, porque así de este modo delegaríamos cada uno de nosotros la responsabilidad en el grupo y nos limpiaríamos las manos.

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No, es mejor así, en singular: el Zángano. Que cada uno siga adelante con sus remordimientos carcomiéndole: 'zángano, mira que no meterte en la escapada en un día como hoy. Y fíjate si el guión de hoy era fácil. No había nadie en la salida que no lo supiese. Era la última oportunidad para muchos (entre los que me incluyo); llegar al sprint era una quimera, pues con Petacchi (el más rápido) en casa, no había equipo para controlar. Así que todos a las fugas, esa era la consigna. Pero claro, una cosa es decirlo y otra hacerlo. Bien es cierto que no fallaron algunos de los de siempre, como Txente o Lastras, pero a lo que voy es que con dos semanas seguidas de competición en el cuerpo, el dolor de piernas inicial suele ser bastante disuasorio como para hacerte olvidar el objetivo del día. Resumido algo así como: dónde vas a escaparte si te cuesta trabajo estar a rueda.

Así que al final se fue la escapada, y nosotros, los zánganos por necesidad nos dedicamos a pasar el día como buenamente pudimos en espera de la consabida bronca que nos esperaba a la hora de la cena con nuestro director. Por zánganos.

Pedro Horrillo es corredor del Quick Step.

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