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Reportaje:

Visita turística con ingenio

Tres jóvenes ofrecen originales rutas guiadas por las tradiciones y lugares más añejos de la ciudad de Cádiz

"Qué fatiguita costó hacer la catedral", narra con cara de sofoco y angustia Ana del Corral a un grupo de turistas que observan los dos estilos arquitectónicos del primer templo gaditano, que tardó 116 años en construirse. Es un ejemplo del habla gaditana que emplea esta joven para explicar a los visitantes la historia de la ciudad de Cádiz. Su hermana Paula del Corral y su amiga Natividad Guerrero amenizan el recorrido con actuaciones de cante y baile autóctonos. Las tres son las socias de la empresa Ida y Vuelta, que ofrece visitas turísticas guiadas por la historia, las tradiciones y los lugares más añejos y atractivos que la capital gaditana.

"Damos a conocer la idiosincrasia de lo gaditano. Por sus características históricas de ciudad trimilenaria abierta al mar, Cádiz constituye un crisol de vivencias, tradiciones y costumbres que hacen de este rincón un lugar sin parangón en el mundo", reza la presentación del catálogo de ofertas turísticas de esta empresa.

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Ana del Corral tiene 30 años y es licenciada en Historia. Su hermana Paula, de 27, es licenciada en Económicas y Empresariales. Y Natividad, de 31, es diplomada de Relaciones Laborales. Las tres llevan más de un mes promocionando la ciudad de Cádiz con rutas turísticas contratadas por grupos de visitantes de hoteles, agencias, o que solicitan información al Ayuntamiento de Cádiz. "Nuestro objetivo es ofertar algo diferente para vender y dar a conocer mucho mejor los atractivos que tiene Cádiz", explica Ana.

"Aquí se come mucho pescaíto frito y las tortillitas de camarones", explica Paula en la popular plaza de la Flores, uno de los santuarios del carnaval gaditano donde las tres cicerones, vestidas especialmente para la ocasión, han establecido otra de las paradas obligadas en sus recorridos.

El vestuario de Ana, Paula y Natividad les hace fácilmente identificables por su silueta enteramente roja: zapatos con pocos centímetros de tacón, embutidas en unas pantalones piratas, corpiño escote palabra de honor, poncho con mantoncillo de flecos, pendientes grandes y credenciales de lunares. Todo en rojo porque, según explica Natividad, "es el color del éxito, de la alegría y del flamenco". "¿Dónde está la fiesta?", les pregunta una señora que pasea por la calle. Ellas sueltan una carcajada y le explican que son guías.

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Estas tres jóvenes emprendedoras forman un equipo conjuntado con el que los turistas disfrutan durante dos horas de un recorrido turístico "de lo más salao", según Natividad.

En verano han trabajado casi todos los días de la semana. Con la llegada del otoño, el turismo flojea y buscan alternativas a sus itinerarios. "Estamos estudiando colaborar con colegios y administraciones públicas para ofrecer a los más jóvenes excursiones didácticas e históricas", explica Paula, quien lamenta el recelo que despierta una empresa de nueva creación. "Lo suplimos con ilusión y con muchas ganas por salir adelante", afirma.

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