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Reportaje:Atenas 2004 | BALONCESTO: UN SUEÑO ROTO

"Estaba dispuesto a dar la vida"

Gasol, desolado, cree que España merecía ser semifinalista, pero que se topó con un rival inspirado

Abatido, con la mirada perdida, el gesto cabizbajo, sin saber qué hacer con sus manos, a dónde mirar, cómo pasar un tiempo denso, más pesado que una losa. Así compareció ante los periodistas Pau Gasol, al borde de las lágrimas, con la rabia contenida, sincero, muy profesional. El mejor baloncestista español, el más ambicioso -"no me gusta perder ni a las canicas", decía con una mueca de decepción- era la viva imagen de un hombre derrotado y herido. Vencido en la pista, doblegado en el ánimo. Sin consuelo. "No poseo esa cualidad. No sé consolarme. Consolarse es de tontos", dijo. Había llegado a Atenas dispuesto a ganarse el reconocimiento de todo el mundo y Estados Unidos le robó la oportunidad. Abandonó la pista el primero, con el torso desnudo, hecho una furia, mirando al frente sin ver nada ni a nadie. Después, más sereno, confesó: "No estoy cansado, más bien dolido. Para nosotros era muy importante obtener el respeto de todo el mundo. Eso es lo que más nos duele".

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Puede que el respeto se lo haya ganado igual, pero a Gasol, ayer, no se lo pareció. Acababa de sufrir su derrota más amarga. Sus 29 puntos y sus seis rebotes, sus batallas bajo el aro... Todo el esfuerzo se quedó en nada. España, teniéndolo todo al alcance, acabó sin nada. Eso no entra en su lógica: "Nos merecíamos algo mejor. Tenemos un gran equipo que merecía estar en las semifinales y luchar por la medallas".

Ésa era la gran ilusión de Gasol: colgarse una medalla. Se preparó como nunca. "Antes del partido, estaba dispuesto a dar la vida", advirtió casi sin voz. "Estaba muy motivado. Iba a morir desde el principio. Pero habría firmado cero puntos y cero rebotes y estar en las semifinales", prosiguió abatido en una silla de la sala de prensa. Ahí había aguantado estoicamente, escuchando a Mario Pesquera, antes de someterse a una segunda ronda de torturas.

Pese a que lo que menos le apetecía era hablar, Gasol atendió a todos. Ni se ensañó con los árbitros ni se hizo la víctima -"sí, he recibido leña, pero es normal; me sucede en todos los partidos", dijo. Simplemente, mostró su profunda decepción: "Ha habido decisiones que nos han perjudicado bastante, especialmente un par de balones fuera. Pero eso no quita que Estados Unidos haya hecho un buen partido y nosotros hayamos fallado algunos tiros decisivos. Ellos han tenido su mejor día desde la línea de tres y nosotros no hemos podido hacer nada. Duele muchísimo quedarse fuera de esta manera. Todas las derrotas son duras, pero ésta un poco más porque se trata de unos Juegos. Habíamos ganado todos los partidos y ahora tenemos que luchar por el séptimo puesto".

Pero ese partido, para el que tendrán que pegarse el gran madrugón -se disputará a las nueve de la mañana, las ocho en España- ya no tiene importancia. Aún menos para Gasol. "Sinceramente, me preocupa muy poco. Es más, me parece un insulto", criticó sin reparos. En realidad, su mente ya ha viajado hasta Pekín 2008. "Me gustaría tener otra oportunidad para ganar y demostrar que España tiene mejor equipo de lo que dirá esta clasificación".

Gasol se queja tras haber sido víctima de una falta.
Gasol se queja tras haber sido víctima de una falta.REUTERS

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