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El Centro Andaluz de Danza recupera las obras que diseñó Dalí para piezas de baile

La Quincena conmemora con este montaje el centenario del nacimiento del pintor catalán

Salvador Dalí dejó huella de su surrealismo pictórico en la danza de los años 40. Primero pintó por encargo de Encarnación López, La Argentinita, los telones de El café de Chinitas, obra basada en canciones populares recuperadas por Lorca, estrenada en Detroit en 1944. Y 30 años después de que lo hiciera Picasso, diseñó la escenografía, el vestuario y el telón de una versión de El sombrero de tres picos, de Manuel de Falla, representada en Nueva York en 1949. Ninguna de ambas creaciones se conocía en España. Hasta ahora. El Centro Andaluz de Danza las ha recuperado en un espectáculo que representó ayer en el Kursaal y repite hoy en el marco de la Quincena Musical.

La figura de Dalí ha logrado poner de acuerdo a algunos de los principales festivales de música españoles -Quincena Musical, Festival Internacional de Música y Danza de Granada, el Castell de Peralada y el de Santander- para coproducir este espectáculo con motivo de la conmemoración de su nacimiento. Se trata de un montaje dividido en dos partes, diseñado por el Centro Andaluz de Danza, que trasciende con mucho el baile para fusionarlo con otras disciplinas artísticas. En la primera, se presenta un clásico: El sombrero de tres picos, la historia sobre el corregidor y sus intentos por seducir a la molinera, que en su día musicó Manuel de Falla. En la segunda, un título que sitúa como solista a la cantaora Esperanza Fernández: El café de Chinitas, montaje sobre las ocho canciones populares españolas recogidas y armonizadas por García Lorca.

Ambas piezas han sido coreografiadas por José Antonio Ruiz, director del Centro Andaluz de Danza desde hace siete años. Y las dos recuperan las obras no pictóricas de Dalí de la mano de Ivonne Blake, reconocida y premiada profesional del mundo del cine, que ha tratado de reconstruir los originales que el pintor realizó en los años 40. Pero hay algo que les separa: la primera se desarrolla al ritmo de la grabación de la Orquesta Sinfónica de Londres; la segunda, con la música en directo de Chano Domínguez y su grupo y bajo la dirección de escena del catalán Lluís Danés.

"El café de Chinitas es un trabajo mucho más de creación", dijo ayer José Antonio Ruiz. "Ha sido como un ejercicio de invocación para reunir a dos amigos que dejaron de serlo en algún momento y que se reúnen a lo largo del tiempo", continuó. Aludía a la relación de amistad que unió durante mucho tiempo a García Lorca y Dalí. El poeta "puso un espejo delante" del pintor "y le invitó a mantener relaciones homosexuales", recordó Danés. Y en ese momento, su amistad terminó. "La tesis es que Dalí fusiló a Lorca antes que la Guardia Civil". Por eso, El café de Chinitas es una "historia sobre el miedo a la sexualidad", según su director de escena, que habla del "derecho a la diferencia", "invita a pensar" y a "acabarla desde la butaca".

Chano Domínguez ha musicado para la ocasión las coplas que siempre han estado en su memoria, pero ha querido otorgarles un aire nuevo. "Tenía que hacerlo con una formación que estuviera a medio camino entre la tradición y la transgresión", manifestó, "y he incluido guitarras eléctricas y teclado". "Hay una interacción entre música y baile muy fuerte", dijo este músico de jazz. "Espero que se cree la magia", confió aferrándose a las evidencias. El montaje, estrenado el pasado día 19 en Peralada y representado después en Santander, llega a San Sebastián precedido del éxito de crítica y público.

En todo caso, el homenaje a Dalí es sólo una de las propuestas de Quincena Musical para esta semana. La violonchelista vallisoletana Georgina Sánchez, acompañada por el pianista Patxi Aizpiri, inauguró ayer el Ciclo de Jóvenes Intérpretes, que ofrece a los nuevos talentos la oportunidad de presentarse ante el público. "Nunca remarcaremos lo suficiente lo importante que es que un festival dedique un apartado tan importante" a las nuevas generaciones de músicos, señaló el pianista Alejandro Zabala, director del Centro Superior de Música, Musikene, que colabora en este ciclo. "Para ellos es un entrenamiento necesario, porque suscita la puesta en marcha de elementos psicológicos y psicomotores que deben conocer". Este año, tendrán la oportunidad de medirse ante el público seis jóvenes: hoy Xabier Calzada (flauta); mañana la violinista Izaskun Echeveste; el jueves, el oboe Eduardo Olloqui; el viernes, el saxofonista Alberto Mielgo y el viernes Naiara de la Puente.

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