_
_
_
_
_
Crónica:TOUR 2004 | 18ª y antepenúltima etapa
Crónica
Texto informativo con interpretación

Mercado brilla ante el Armstrong vengador

Triunfo de etapa del granadino, que se impuso con astucia al experto en fugas Txente García Acosta

Carlos Arribas

Unos días antes del penúltimo domingo de julio de 1989, cuando pensaba, erróneamente, que su tercer Tour era cosa hecha, Laurent Fignon comentó a sus amigos que el año siguiente no volvería. "Me he fijado el objetivo de tres, y ahora que los tengo, me da mucha pereza pensar en un cuarto. Mi cabeza ya no acepta un cambio de planes". Desgraciadamente para el francés, la cabeza de Greg LeMond sí que aceptaba lo imprevisible. El americano le privó el último día -por 8s- de su tercer Tour. A Fignon no le quedó más remedio que volver al Tour varios años más. Nunca ganó el tercero. A Samuel Abt, de The New York Times -28 Tours en sus viejas espaldas- un directivo del Tour le ha dicho que Armstrong les ha anunciado que el año próximo no vuelve, que se ha fijado en la cabeza seis, que ya lo ha asegurado, que ya va para 33 años y que le da pereza intentar ganar siete.

Al italiano se le pegó en la chepa el jefe de amarillo y lo perseguió hasta los seis fugados
El ganador no cenó el jueves por el dolor de tripa y los retortijones y pensó en abandonar
Más información
Megalomanías

Aleluya, gritó Filippo Simeoni cuando se lo contaron. Aleluya, gritó medio pelotón cuando lo leyeron. Qué pena, dijo Juanmi Mercado, que ganó la etapa ayer, el día de Lance el justiciero.

"Puede el pelotón dormir tranquilo, Lance vigila", diría con voz rimbombante el tráiler publicitario de la película, que podría titularse Lance el magnánimo, otro atributo que le introduce aún más en la sustancia de dios.

Era el último día de libertad del Tour, el primero en el que los pobres, los caza etapas, podían contar como suyo después de la penosa travesía de los Alpes. Ocho organizaron el corte desde el principio, pero a Nicolas Jalabert, del Phonak, y a otro se les ocurrió pinchar y descolgarse. Pino, furioso, primario, condenó entonces a su Phonak a perseguir a los seis fugados, castigo por no estar. Persiguieron, pero no cazaron. Y en un momento de parón, Simeoni, el malo, el peligro público, el ciclista arrepentido que denunció ante jueces y policías las andanzas dopantes de Michele Ferrari, el Mito, el amigo de Armstrong, intentó fugarse del anonimato. Si hubieran estado en ese momento al frente los carteros de Armstrong, que clavan en sus habitaciones, junto a las fotos de los más peligrosos periodistas, la del pobre Simeoni bajo el letrero Wanted, nada habría pasado. Acelerón del tempo y captura de Filippo. Estaban los de Pino, pero suerte que nada, ni una hoja, se mueve sin que el gran ojo de Armstrong lo note. A Simeoni se le pegó en la chepa el gran jefe de amarillo. Lo persiguió hasta donde los seis fugados -la crème de la crème de la especialidad: Txente y Flecha junto a los novatos Joly, Mercado, Lotz y Fofonov-, se marcó una de exhibición con sus relevos, contribuyó a que la fuga pasara de dos minutos sobre un estupefacto pelotón que no se movió hasta que Ullrich recobró el pulso, negoció la rendición del villano y lo devolvió al redil. Ni el caníbal Merckx, ni el más furioso de los Hinault, que era muy bruto y tenía muchas manías, y era bastante patrón, ni Fignon, que escupía a quien le caía mal, habían llegado a ese nivel de engreimiento, de humillación hacia los disidentes.

Juanmi Mercado es muy listo. Juanmi Mercado, granadino de Armilla, 26 años y siete de profesional, autor de brillantes destellos en los Lagos de Covadonga o en aisladas etapas de montaña, tiene una inteligencia de la astucia fuera de lo normal. Juanmi Mercado es un escalador al que le vienen grandes los etapones pirenaicos y alpinos y al que el jueves por la tarde, después de la etapa del Glandon le dolía tanto la tripa, tenía tales retortijones que ni cenó y hasta pensó en abandonar. Pero por la mañana ya le entró el desayuno y en vez de amargarse viendo la lluvia que caló al Tour en la salida, se animó y se infiltró en la fuga triunfante. Allí, llegado el momento decisivo, se expresó con contundencia. Dos veces la ganó por la mano a Txente, al potente Txente García Acosta, al mulo de Tafalla, a uno de los olfatos más desarrollados del pelotón. La primera vez fue a 15 kilómetros de la llegada, en el último repecho digno, cuando se anticipó por metros al movimiento de García Acosta. Arrancó primero Mercado y a Txente, que sabe que sólo puede ganar si llega solo, le fastidió el día. No por eso dejó de intentarlo. Arrancó un poco más tarde, después de encelar a su amigo Flecha, y se fue con Mercado. Y como por detrás no se rindieron, no se pegaron y entraron a relevos, por delante no se pudieron relajar. Relevos tremendos de Txente, más tímidos de Mercado, respondiendo de mala gana al vozarrón exigente del navarro. Todo el penúltimo kilómetro lo hizo Txente, y también casi todo el último. Y ahí estaba, el veterano, el sabio, el hombre de los nueve Tours y una victoria de etapa, por delante del agudo Mercado en los últimos metros. Y allí saltó Mercado, ganando con su gran fuerza explosiva los metros suficientes para ilustrarse por primera vez en el Tour.

Mercado celebra su triunfo en la misma línea sobre García Acosta.
Mercado celebra su triunfo en la misma línea sobre García Acosta.ASSOCIATED PRESS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_