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Reportaje:

Los secretos del brillo

Marcos Baeza

Al adquirir un coche nuevo conviene elegir la pintura metalizada porque conserva el brillo más tiempo y resiste mejor los arañazos y la erosión del sol y la lluvia. Cuesta unos 300 euros más que la convencional, pero sus características compensan el desembolso, al menos si se valora la imagen externa del coche. El esmalte, la última de las cuatro capas que forman la pintura de un automóvil, es la clave de su durabilidad: tiene una estructura especial que aumenta la resistencia.

Aparte del tipo de pintura, el cuidado es también determinante para mantener lustroso un vehículo a lo largo de su vida útil. Basf, uno de los principales proveedores del sector, recomienda limpiar siempre con jabones que contengan cera porque crean una capa artificial que sirve de protección. Y mejor en túneles de lavado que a mano: los rodillos son más eficaces que la balleta y la manguera. Sin embargo, las manchas provocadas por los pájaros, y las resinas y pólenes de los árboles, deben limpiarse cuanto antes con una esponja húmeda: su composición ácida es muy agresiva para la pintura. En cambio, el polvo y la suciedad no son perjudiciales, aunque pueden ser dañinos cuando se mezclan con agua. Por eso conviene lavar el coche con regularidad (una vez a la semana) para evitar que la lluvia haga reaccionar a estos agentes nocivos.

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Sobre la firma

Marcos Baeza
Redactor de Motor, especializado en producto y tecnología. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS, desde 1998, ligado siempre al automóvil. Sigue la actualidad del sector, prueba los nuevos modelos que llegan al mercado y analiza las tendencias y tecnologías asociadas, como la nueva movilidad eléctrica.

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