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Reportaje:

Al escaño en silla de ruedas

Francisco Vañó, del PP, es el primer diputado con paraplejia

Francisco Vañó es el único diputado que descarta subir a la tribuna del Congreso en toda la legislatura: las escaleras la convierten en inaccesible para el primer parapléjico que forma parte de la Cámara. Pero él no le da importancia: hablará desde el escaño. Y tiene mucho que decir.

Los toledanos, que le eligieron en las listas del Partido Popular, y las personas con discapacidad, el 9% de la población, serán los ejes de su tarea parlamentaria. La afronta con humor blindado. Su grupo le ha ofrecido ser portavoz en la Comisión sobre Igualdad de Oportunidades y no Discriminación de las Personas con Discapacidad que acaba de crearse en el Congreso.

"Sé que voy a ser un poco el espejo de los 3,5 millones de ciudadanos que tienen alguna discapacidad. No puedo fallarles", plantea Vañó, de 54 años. Por eso, siente "la obligación de vender la silla de ruedas". Esa venta consiste en normalizar la diferencia, en que la sociedad asuma la discapacidad como parte de ella y consagre la igualdad de oportunidades. "Algunas personas pasan, pero a menudo el problema es de ignorancia", explica. "Hay quien se agobia y no sabe cómo tratarnos. A veces alguien me habla a gritos. Yo le explico que tengo problema en las piernas, pero no en los oídos. En situaciones así, intento desdramatizar y digo cosas como 'perdone que no me levante".

El parlamentario da "un aprobado pelado" a la accesibilidad en España, donde falta "conciencia social"

Vañó se ríe de su broma. "La naturalidad es el elemento más integrador", defiende.

También recurre a la ironía para explicar su evolución personal, que le llevó pronto a una convicción: "Hay que sacarse la silla de la cabeza para ponérsela en el culo". Un accidente de tráfico sufrido en 1971, cuando estudiaba Económicas, le varó en el hospital durante un año. De allí salió sobre ruedas y con novia, una enfermera con la que se casó y tiene dos hijos. Entonces, el ahora diputado se planteó si era "un inválido" o si valía para cualquier cosa excepto para subir escaleras o cuestas empinadas. Empezó a ganarse la vida, primero en una empresa familiar en la provincia de Alicante y luego con trabajos relacionados con la discapacidad en Toledo y Madrid.

Vinculado al mundo asociativo, en la pasada legislatura Vañó se convirtió en asesor para cuestiones de discapacidad del PP, "el partido más próximo a mis convicciones". Al llegar los comicios municipales de 2003, el alcalde de Toledo, José Manuel Molina, le ofreció un puesto en la lista. "Le dije que sí a condición de que no me llevara de florero". Se convirtió en concejal de Movilidad y Seguridad Ciudadana, cargo que espera conjugar con el escaño.

A él, situado en la parte alta del hemiciclo, el diputado accede sin barreras gracias al ascensor que acaban de instalar los servicios de la Cámara. "Se han esmerado con los detalles", dice. Una vez en su sitio, el parlamentario permanece en la silla de ruedas. Desde ella intervendrá. "No será ningún trauma. Me parece mal que se rompa la estética de la tribuna para permitir que suba yo", dice.

El diputado se muestra contrario a "las cuotas por narices", pero a favor de aplicarlas cuando se produce "la igualdad de condiciones entre los candidatos". Cree que las personas con discapacidad necesitan que se las ponga en la línea de salida en las mismas condiciones que al resto, especialmente en lo que se refiere al empleo. Es una de las mayores carencias, sobre todo entre las mujeres.

El parlamentario, que da "un aprobado pelado" a España en accesibilidad "por falta de conciencia social", define la integración como "ser como los demás". "Ni superman, ni pobre chico". Diputado Vañó.

El diputado popular Francisco Vañó, en un pasillo del Congreso de los Diputados.
El diputado popular Francisco Vañó, en un pasillo del Congreso de los Diputados.ULY MARTÍN

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